24 DE junio DE 2025
La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) ha expresado su profunda preocupación ante la reciente iniciativa impulsada por varios países europeos, entre ellos España, para que la Comisión Europea desarrolle perfiles nutricionales como requisito previo para realizar declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos.
ANICE considera sorprendente e inadecuado que este debate se esté produciendo en el seno del Consejo de Ministros de Agricultura, cuando correspondería al Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores. Lamentan que el MAPA español respalde una propuesta que podría tener graves consecuencias para el sector cárnico nacional.
Impacto negativo sobre la industria cárnica
La introducción de perfiles nutricionales podría traducirse en la prohibición generalizada de alegaciones nutricionales en productos cárnicos procesados. Estos perfiles tienden a clasificar alimentos como "buenos" o "malos" en función de parámetros como el contenido de sal o grasa, lo que podría abrir la puerta a normativas restrictivas, incluyendo impuestos, aumentos de IVA o limitaciones en la comercialización.
Importancia tecnológica y sanitaria de la sal
ANICE subraya que la sal no es un simple condimento, sino un ingrediente esencial para la seguridad alimentaria, la calidad organoléptica y la conservación de los productos cárnicos, especialmente los curados. Aunque el sector ha avanzado en la reducción de sal y grasa, existen límites tecnológicos que no se pueden sobrepasar sin comprometer la seguridad del producto.
Riesgo de discriminación y perjuicio al consumidor
Aplicar estos perfiles a nivel europeo podría provocar una exclusión injustificada de productos seguros, de alto valor nutricional y culturalmente reconocidos, afectando negativamente al sector y al acceso de los consumidores a productos tradicionales.
ANICE se manifiesta a favor de mejorar la transparencia del etiquetado, siempre que se base en criterios científicos rigurosos, que no distorsionen la competencia ni impidan el acceso a mercados internacionales.
“A tal fin, reclamamos una reflexión urgente y rigurosa por parte de las instituciones comunitarias y de los Estados miembros y una reacción coordinada con otros sectores que tampoco se libran de esta peligrosa iniciativa, como el lácteo, conservas de pescado, aceites y zumos, entre otros.
Con este tipo de iniciativas se vuelve a cuestionar injustamente la reputación del sector cárnico “sentándonos en el banquillo de los acusados”, poniendo en entredicho el valor nutricional de sus productos, reconocidos por su calidad y papel dentro de una dieta equilibrada.
El etiquetado alimentario debería estar al servicio de la información veraz y comprensible para el consumidor, no de criterios arbitrarios que ponen en riesgo a sectores enteros de la cadena alimentaria europea y pilares básicos de la dieta mediterránea”, añade Aloisio.
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