22 DE abril DE 2024
El nuevo y renovado diálogo estratégico que ha emprendido la Comisión con los principales agentes y actores del sector agropecuario de la UE, y con el resto de la sociedad, hacen aún más importantes, si cabe, las próximas elecciones al Parlamento Europeo del 6 al 9 de junio próximo. Unas elecciones que serán claves también para conformar el nuevo equipo ejecutivo que tomará las riendas del club comunitario a partir de otoño.
Desde las propias organizaciones agrarias y cooperativas (COPA-Cogeca) se constata que, ahora, precisamente, es el momento más oportuno para reiterar que la Agricultura, así con mayúsculas, es un sector estratégico para el futuro de Europa, pero también para la estabilidad económica de la UE, la sostenibilidad ambiental, la agricultura de carbono, el Desarrollo Rural, el comercio y la diplomacia, las industrias de la bioeconomía y el acervo cultural.
A pesar de ello, el sector agropecuario afronta múltiples retos y desafíos y, entre los más importantes, están el cambio climático, el relevo generacional, el entorno normativo de la UE, la equidad de la cadena de valor, la escasez de recursos y el uso de las tierras agrarias, la coherencia comercial, las preferencias del consumidor y la adaptación tecnológica.
Ante ello, el COPA-Cogeca ha identificado siete ámbitos de actuación para el futuro del sector agropecuario en la UE, que toman la forma de un Manifiesto de cara a que los grupos políticos y el conjunto de la sociedad lo tengan en cuenta en las próximas elecciones europeas.
El primer ámbito de actuación hace referencia a la necesidad de conciliar la mitigación del cambio climático, la conservación de la Naturaleza y la producción de alimentos, puesto que los agricultores, los propietarios forestales y sus cooperativas son los más interesados en la sostenibilidad del medioambiente en el que viven y trabajan.
El segundo ámbito es reforzar la competitividad y la rentabilidad del sector agropecuario de la UE y mantener su potencial de producción sostenible, con el reclama de una “Ley sobre la restauración de la agricultura” y medidas de mercado y de gestión de riesgos más eficaces y reactivas.
El tercer ámbito hace referencia a algo tan importante como asegurar la transición generacional en el sector agropecuario, contando con una estrategia comunitaria ambiciosa y exhaustiva sobre el relevo generacional en el campo, así como con un régimen específico de transmisión patrimonial de las explotaciones agrarias, que facilite la transferencia hacia las generaciones más jóvenes.
El cuarto ámbito es la mejora de la sanidad vegetal y la salud y el bienestar animal, mediante el fomento de la investigación, la innovación y las tecnologías digitales. Esto incluye la necesidad de nuevas sustancias activas, con un menor impacto medioambiental y sanitario, nuevas técnicas de obtención de especies vegetales (nuevas técnicas genómicas), la elaboración de una estrategia sobre fertilizantes; un bienestar animal amparado en el criterio científico y en estudios de viabilidad, etcétera
Energías renovables y bioeconomía
En quinto lugar, se demanda estimular una mayor contribución de los agricultores, ganaderos y propietarios forestales de la UE en favor de las energías renovables y la bioeconomía, en coherencia con el respeto del principio de neutralidad tecnología y con el gran potencial de las explotaciones agrícolas o los establos para producir electricidad o incluso llegar a instalar dispositivos para la generación de energía eólica.
El sexto ámbito de actuación hace referencia específica a las empresas cooperativas, para las cuales se pide consolidar la resiliencia y competitividad de las entidades asociativas que operan en los sectores agroalimentario y forestal. Para ello, es esencial que las instituciones europeas consideren sus necesidades específicas y los elementos de gobernanza; saquen potencial de éstas en lo que respecta a concretar proyectos y productos sostenibles, y se las reconozca como organizaciones de productores si así lo solicitan ellas mismas.
El séptimo y último ámbito que se demanda es invertir e innovar en zonas rurales dinámicas, para lo cual se propone un plan de infraestructura rural que apuntale y ejecute la “Visión a largo plazo de las zonas rurales” de aquí a 2040, así como la definición de una estrategia que instaure programas y objetivos de mejora de la infraestructura de riego.
Factores propicios
Para ejecutar las siete prioridades políticas anteriores se necesitan cuatro factores (motores) propicios en el sistema institucional de la UE, que serán decisivos para apoyar a las comunidades agropecuarias a través de propuestas políticas europeas.
En primer lugar, será necesario adaptar el presupuesto posterior a 2027, con el fin de que se corresponda con las crecientes demandas del sector agropecuario, al tiempo que se garantiza la asignación de fondos ajenos a la PAC.
Aunque la Política Agraria Común representa en actualidad aproximadamente un tercio del presupuesto de la UE, en términos de PIB este sector solo utiliza el 0,4% del mismo, mientras que su contribución al PIB comunitario es tres veces mayor (en torno al 1,3% en 2022).
La próxima adhesión de nuevos Estados miembros a la UE, principalmente de Ucrania, que aumentaría un 30% la superficie agraria, hace necesario también contar con un mayor nivel de financiación para dotar a la PAC adecuadamente.
En este punto, se insta a la Comisión Europea, al inicio de su mandato, que lleve a cabo una evaluación de impacto global de las políticas agrícolas derivadas del Pacto Verde ya votadas, así como a analizar sus implicaciones financieras. El apoyo a otras acciones y política adicionales (agricultura de carbono, ley de Restauración de la Naturaleza, ley del suelo…) necesita complementariedad con otros fondos.
En segundo lugar, se pide un programa político en materia de comercio, que sea coherente con el grado de ambición en el mercado interior, con reciprocidad en las normas de producción para evitar las “fugas de sostenibilidad”, sin menoscabo de las producciones comunitarias, ni la transparencia ante los consumidores.
Otro factor a tener en cuenta es que cualquier nueva iniciativa relacionada con la agricultura por parte de la Comisión, de acuerdo con los principios de “legislar mejor”, debería conllevar una evaluación de impacto, en la que figure una sección sobre su viabilidad y necesidad; su impacto en la producción, en las tierras y en las zonas rurales, su impacto sobre el relevo generacional y las implicaciones financieras.
Por último, se considera necesario en el nuevo equipo ejecutivo un comisario de Agricultura y Zonas Rurales, con una función primordial como vicepresidente de la Comisión Europea. En cambio, instaurar una Dirección General Alimentación no sería una respuesta institucional apropiada para reubicar estratégicamente a la agricultura.
Se solicita, además, destinar nuevos recursos a los Grupos de Diálogo Civil para que los agricultores participen debidamente y con transparencia en la preparación y el proceso legislativo y que, con miras al mandato 2024-29 haya menos normativas, pero de mayor calidad.
La presidenta del Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA), Cristiane Lambert, señaló que “durante el periodo 2019-2024 hemos tenido que hacer frente a un tsunami regulatorio en materia agraria, con las políticas derivadas del Pacto Verde Europeo, por lo que en el próximo mandato queremos menos, pero mejor regulación, con un enfoque menos descendente, debidamente financiada y que se pueda aplicar sobre el terreno. Sabemos que esto es posible, porque lo vemos hoy con el diálogo estratégico. Somos europeos y hacemos un llamamiento a todos los votantes rurales para que se movilicen en estas elecciones.”
El presidente del Comité General de la Cooperación Agraria (Cogeca), Lennart Nilsson, afirmó, por su parte, que “la agricultura ha sido siempre una piedra angular del proyecto europeo y ha desempeñado un papel estratégico en la economía, al garantizar la autonomía alimentaria de la UE. Sin embargo, es crucial volver a centrarse en las zonas rurales y en la agricultura a media que aumentan los desafíos para el sector agrícola para recuperar esta orientación. El reciente auge de las protestas de los agricultores subraya la urgencia de esta cuestión, destacando lo urgente que es que Unión europea dé prioridad en su agenda política a las zonas rurales y a la agricultura.”
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