14 DE abril DE 2021
Pregunta.- ¿Cómo está afectando la COVID-19 a los diferentes Bancos de Alimentos?
Juan Vicente.- Para los Bancos de Alimentos que tenemos asociados en la Federación está siendo un año muy intenso. A partir de que se decretara el estado de alarma y el confinamiento de la población, para establecer un dispositivo de servicios mínimos, los Bancos de Alimentos tuvieron que adaptarse a la nueva situación en sus almacenes: implementando nuevos protocolos de seguridad en el trabajo, manteniendo a la mayoría de sus voluntarios en casa por ser población de riesgo debido a la edad y aprovechando sus stocks, al no poder reponer los productos por los canales habituales. Al mismo tiempo, la organización observaba un progresivo aumento de la demanda de beneficiarios debido a las consecuencias socioeconómicas derivadas del estallido de la pandemia.
A partir de marzo y de forma abrupta, la crisis y el confinamiento no sólo paralizó la economía tradicional y el trabajo reglado sino también la economía sumergida dejando a muchas familias sin ingresos y que, al no disponer de ese colchón económico que les permitiera subsistir durante un tiempo, terminan por recurrir a las ayudas alimentarias de las entidades benéficas que facilitan los distintos Bancos de Alimentos.
P.- ¿Cuánto se ha incrementado la demanda de víveres y las peticiones a la entidad desde que se inició la crisis del coronavirus? ¿cómo estáis haciendo frente a ello?
J.V.- Nos tememos que la del Covid-19 va a ser la crisis más grave de los 30 años de historia de la organización, porque a nuestras puertas están llamando requiriendo ayuda personas que antes nunca lo habían hecho, incluso ONGs que antes nunca habían distribuido alimentos se han dirigido a FESBAL para conseguirlos. Desde que se inició la pandemia el incremento en la demanda de asistencia y las peticiones no han hecho más que crecer, ronda el 70 %.
Si a comienzos de año los Bancos de Alimentos prestaban ayuda a un millón de personas, al final del estado de alarma ya habíamos llegado al millón y medio de beneficiarios y con la segunda ola la cifra sigue aumentando vertiginosamente hasta alcanzar 1.630.000 desfavorecidos, sin que podamos además precisar hasta dónde llegará su número.
P.- ¿Cómo definiría la solidaridad de la sociedad civil ante la difícil situación que atravesamos?
J.V.- Desde mi posición de presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos sólo puedo constatar y agradecer a la sociedad española por demostrar una vez más que está volcada con los más necesitados y que no sólo está a la altura de las circunstancias sino muy por encima de ellas.
Los Bancos de Alimentos nos sentimos verdaderamente emocionados al haber podido comprobar durante el confinamiento cómo nos llegaban cientos y cientos de donativos de personas que, movidos por un corazón generoso, nos ofrecían cada uno lo que podían para que pudiésemos ayudar a los que más lo necesitan. A la vez también muchos han promovido iniciativas de apoyo de todo tipo entre el vecindario o su clientela… ha sido muy gratificante comprobar la solidaridad de tantos. Esperamos poder seguir contando con ella en el futuro.
P.- Para que los Bancos de Alimentos funcionen de manera correcta, se necesita contar con personas comprometidas, ¿Cómo está siendo la respuesta de los voluntarios de FESBAL ante esta situación tan crítica?
J.V.- Más del 95% por ciento de nuestros colaboradores son personas jubiladas o prejubiladas que dedican una parte de su tiempo libre a esta tarea solidaria de ayudar a los demás y que, en las actuales circunstancias de crisis sanitaria, se trata por tanto de población de riesgo. Por eso, cuando estalló la pandemia, el presidente de FESBAL y los demás presidentes de cada uno de los Bancos de Alimentos federados, invitaron a sus voluntarios a quedarse en casa y teletrabajar los que fueran colaboradores de oficina y a que tan sólo acudieran al trabajo aquellos voluntarios indispensables, siempre y cuando sus condiciones de salud y físicas se lo permitieran. Durante estos meses hemos contado también con la incorporación de ciudadanos jóvenes y de mediana edad para sustituir a los voluntarios ausentes y también de instituciones oficiales, como el ejército, la UME, la Guardia Real, los bomberos o empleados de Correos y otras empresas que nos han ayudado a seguir en nuestra tarea de distribución de alimentos a las ONGs.
P.- A nivel corporativo, ¿la colaboración con las empresas se mantiene estable?
J.V.- Ante este escenario de emergencia alimentaria, la Federación Española ha podido contar con el respaldo de empresas, entidades financieras, instituciones y fundaciones que han mostrado su compromiso con la labor de los Bancos de Alimentos. Algunas nos han enviado sus productos fabricados, además de sus excedentes, una gran mayoría nos ha brindado donaciones monetarias con las que comprar esos alimentos que tanto se necesitan, pero otras también apoyo logístico y de transporte, además de promover acciones de voluntariado, lanzar campañas mediáticas e iniciativas de recogida de fondos entre sus clientes y empleados. Parece que esa avalancha de frenética solidaridad corporativa a la que estábamos asistiendo se está desacelerando con el paso de los meses… Deseamos que se estabilice y permanezca junto a los Bancos de Alimentos.
P.- ¿A qué nuevos desafíos se enfrenta FESBAL ahora, motivados por la aparición de la COVID-19?
J.V.- La Federación y sus 54 Bancos de Alimentos han tenido que superar en este último año muchos cambios desde el minuto uno y adaptarse a ellos de la noche a la mañana, mientras tiene que intervenir de forma rápida y eficaz para dar apoyo cada vez a más familias que ven cómo empeora su situación por la crisis sanitaria. Sin recogidas de alimentos presenciales y sin voluntarios habituales en los almacenes, la organización ha tenido que reinventarse si quería seguir manteniendo a flote el barco.
Ante esta situación extraordinaria se han impulsado las donaciones económicas online para poder adquirir alimentos para la población en riesgo. Incluso la Gran Recogida de Alimentos 2020 se realizó de manera virtual.
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