Teresa Sánchez
La complicada situación financiera por la que atraviesa Eroski ha obligado a la compañía de la Corporación Mondragón a dar un giro estratégico en su gestión. La empresa, que acumula ya pérdidas de 450 millones de euros y que se ha visto obligada a solicitar un nuevo plan de refinanciación a la banca apenas un año después de firmar el anterior, pretende sustituir una gran parte de sus tiendas propias por franquicias.
Eroski tiene unos compromisos financieros que superan los 2.500 millones de euros y, ante la imposibilidad de hacer frente a los mismos, se ha comprometido con las entidades acreedoras -Santander, BBVA, La Caixa y Sabadell, entre otras- a llevar a cabo un severo plan de adelgazamiento, que supondrá la venta de todos aquellas tiendas fuera de Baleares, Cataluña, Navarra, Galicia y País Vasco, al margen de la venta de negocios complementarios, como la cadena de deportes Fórum o las perfumerías If.
El problema, tal y como ha trasladado a la banca en distintas reuniones el presidente de la empresa, Agustín Markaide, es que si se venden los establecimientos, teniendo en cuenta además que éste no es el mejor momento posible para llevar a cabo una operación de este calado, Eroski se puede quedar sin recursos con los que generar caja y seguir atendiendo así el pago de su deuda.
Es por eso que la hoja de ruta, que en cualquier caso tiene que ser ratificada por los acreedores, contempla para salir de la crisis la necesidad de ir abriendo, de forma paralela a la venta de locales, tiendas franquiciadas. Tanto el riesgo como la inversión es en este caso mucho menor que en el de los locales propios, y para los gestores del grupo se trata de la vía más adecuada para retomar la senda de la rentabilidad.
Actualmente, la empresa de distribución vasca tiene 1.583 locales, entre hipermercados y supermercados, de los que 448 son ya franquiciados. En abril de 2013 Eroski anunció ya un plan de expansión basado en la franquicia por el que se iban a abrir 300 locales con esta fórmula desde entonces hasta 2016.
El proyecto contemplaba la inauguración tan sólo el año pasado de 60 nuevos supermercados, pero las dificultades económicas han impedido que se pudiera alcanzar la cifra prevista, que hubiera supuesto una inversión de 20 millones de euros. Finalmente, y según las propias cifras de la empresa, se abrieron 46.
Objetivo: ciudades pequeñas
A comienzos de este mes, Eroski ha anunciado sin embargo que vuelve a pisar el acelerador en este terreno, afianzando así su plan de expansión a través del modelo franquiciado, con un total de 100 aperturas previstas para este año.
La empresa asegura que el proyecto responde a su estrategia de "integrarse en ciudades o pequeñas poblaciones de más de 1.500 habitantes mediante tiendas de entre 300 y 500 metros cuadrados con una oferta exclusiva de productos de la tierra propios de cada lugar y un surtido de alrededor de 3.000 referencias incluyendo las gamas de marca propia, marca fabricante y productos locales". No obstante, habrá que esperar hasta el cierre del ejercicio, dentro de un año, para saber si esta vez sí se consiguen las metas anunciadas.
Mientras tanto, Eroski sigue intentando sortear de la mejor manera posible los vencimientos de deuda pendientes. Eroski abonó el pasado 31 de enero 22,4 millones en intereses correspondientes a las Aportaciones Financieras Subordinadas (AFS), pero no está siendo ni mucho menos un camino fácil. Al margen de solicitar a la banca una posible quita sobre su deuda, que ya ha sido rechazada, la compañía ha planteado también una quita a los inversores en estas aportaciones de un 30 por ciento.
La propuesta, que incluye también entregar bonos a doce años con un valor equivalente al 55 por ciento del nominal de las subordinadas y una compensación en efectivo del 15 por ciento adicional en el momento del canje, ha sido rechazada ya de forma tajante por los 30.000 inversores que confiaron en la compañía.
Eso, al margen de que su puesta en marcha, está condicionada además a la aprobación por parte de la banca de un nuevo plan de reestructuración del pasivo. Hay que tener en cuenta que, al margen de la deuda bancaria, Eroski tiene aportaciones emitidas por un valor total de 660 millones, porque su situación ahora mismo es de máxima gravedad.
A su favor cuenta que tanto el Gobierno vasco como el español parecen especialmente empeñados en no dejar caer a la empresa, tal y como sucedió con Fagor, otra de las firmas de Mondragón, pero el tiempo corre en su contra. Y cambiar el modelo de un gigante como Eroski, sustituyendo tiendas propias por franquiciadas, no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana.
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