Interpalm, la Organización Interprofesional de las Palmípedas Grasas, la cual agrupa a empresas dedicadas a la producción, transformación y comercialización de su carne y derivados, apuesta por el bienestar animal para garantizar la calidad del foie gras que se produce en España.
Jordi Terol, presidente de esta agrupación, explicó la semana pasada durante una cata/taller con blogueros y periodistas gastronómicos que los patos son criados en granjas al aire libre, de modo que cada animal dispone, como mínimo, de un espacio de tres metros cuadrados en el campo.
Los participantes, que se convirtieron en chefs durante más de una hora, pudieron descubrir los secretos de la cría de estos animales que se alimentan a base de cereales de altísima calidad. Precisamente las propiedades de su alimentación y las vastas extensiones de terreno de las que disfrutan los patos permiten obtener unos productos exclusivos.
Los derivados de las palmípedas grasas, el foie gras y el magret, se convierten en indispensables para una dieta sana. Por un lado, el foie gras es el hígado sano de una oca o un pato adulto y se caracteriza por ser rico en ácidos insaturados y contiene proteínas, minerales (sodio, magnesio, fósforo, potasio, calcio, hierro y zinc), vitaminas (A,C,B,E) y ácido fólico. Por otro lado, el magret es el filete de pechuga de los patos y ocas, una carne de ave con características de carne roja, buena fuente de hierro hemo de fácil absorción, fósforo y cinc. El margret contiene además importantes vitaminas como la tiamina, riboflavina, niacina y B12.
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