7 DE noviembre DE 2024
La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE), ha remitido al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), un documento en el que se recogen las aportaciones de la industria cárnica a la propuesta de Estrategia Nacional de Alimentación (ENA) anunciada en julio de 2024.
La redacción de este documento estratégico se produce en un momento de especial dificultad e incertidumbre de los sectores económicos por la situación geopolítica actual y la presión normativa en todos los ámbitos y a todos los niveles, incluyendo el contexto europeo y nacional.
Sin embargo, la ENA, llamada a contrarrestar el entorno negativo y a consolidarse como una llave maestra para ayudar a fijar el desarrollo y la planificación del sector alimentario en nuestro país en los próximos años, muestra especial laxitud en aspectos nucleares.
Desde ANICE se aplaude que el documento no amenace con nuevas regulaciones, no obstante, la Asociación echa en falta una concreción en los objetivos y líneas de actuación. Entre otras, medidas de estímulo fiscal para incentivar el desarrollo económico del sector, iniciativas de apoyo a la internacionalización y estrategias concretas para aminorar la presión regulatoria existente que amenazan el liderazgo ostentado por el sector agroalimentario español en el escenario internacional, sin tener en cuenta su enorme contribución al desarrollo económico de nuestro país.
El sector demanda un apartado específico sobre este aspecto que incluya el desarrollo de medidas para la mejora de la estrategia de internacionalización de las empresas cárnicas españolas en los mercados exteriores, dado que aún hay margen para continuar consolidándonos y mejorar nuestra presencia.
La ENA debe abordar una vez más, también, la consideración del sector agroalimentario (incluido el cárnico) como estratégico, con un posicionamiento expreso del consejo de ministros que articule una amplia batería de medidas de estímulos y fiscales que incentiven la inversión, el desarrollo económico, el empleo y el consumo.
También se echa en falta un enfoque integral de toda la cadena de valor para corregir disfunciones generadas en la cadena de suministro y una visión amplia de mejora de su eficiencia.
En relación al desperdicio alimentario sería clave una batería de medidas de apoyo a la I+D para aumentar la conservación de los alimentos, incidir en la concienciación de los consumidores, mejorar la definición de vida útil, regular la gestión de los excedentes en la distribución y en la hostelería y fomentar el reciclaje de alimentos no comestibles, entre otras.
En el apartado dedicado al Impacto Ambiental y Cambio Climático del epígrafe Desafíos y Oportunidades del sector agroalimentario que se enmarca en la ENA, se describe erróneamente al sector como responsable de una parte considerable de las emisiones de gases efecto invernadero.
El sector está volcado en hacer frente a los retos ambientales con inversiones en mejores prácticas de preservación ambiental y mitigación de los efectos del cambio climático y optimizando el uso de recursos como el agua. Por esta razón, desde ANICE, se pide abandonar de una vez por todas, axiomas demasiado recurrentes y simplistas como que la producción de alimentos, sobre todo de origen animal, sea la culpable de todos los males del planeta. Es más importante profundizar en medidas que aceleren una transición verde, que en imponer regulaciones que están provocando el abandono de las producciones.
“Son afirmaciones que no corresponden con la realidad y parecen fruto de la ola de demonización del sector ganadero-cárnico promovida por sectores interesados”, ha enfatizado el director de la Asociación, Giuseppe Aloisio.
El avance del Inventario de Emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) correspondiente al año 2023, muestra que el 75,4 % de las emisiones GEI están producidas por el sector del transporte (32,6 %), la industria (18,1 %), la producción de electricidad y refino (14,01 %) y el consumo de combustible (10,7 %), mientras que la contribución de la ganadería a las emisiones totales GEI (9,8 %) es muy inferior a la de estos sectores, habiendo logrado además una reducción del 3,1 % con respecto al año 2022.
Estas cifras, llevan a ANICE a proponer un cambio de foco en las prioridades de reducción de emisiones, solicitando no cargar todo el peso en la cadena ganadero-cárnica, y mirar hacia otros sectores productivos, que en conjunto generan prácticamente ocho veces más emisiones que el sector ganadero-cárnico, llamado, por otra parte, a una función tan vital como la de alimentar a la población española y a la de más de 120 países de todo el mundo.
Desde la Asociación se considera muy desafortunado y grave que estas afirmaciones aparezcan en un documento público del Ministerio de Agricultura que está llamado a defender precisamente la supervivencia de la cadena de producción de la proteína animal.
“En el apartado de promoción consideramos que, teniendo en cuenta el peso del sector cárnico en la oferta agroalimentaria española, sus productos están escasamente representado en las acciones de promoción institucional.
Por otro lado, acusamos la ausencia de acciones y palancas que mejoren la reputación de la industria alimentaria y sus productos, poniéndolos en contexto frente a las informaciones alarmistas sin base científica (fake news y fast news)”, y propuestas que protejan a las denominaciones cárnicas y al consumidor, llamando a #CadaCosaPorSuNombre”, manifiestan desde ANICE.
En este contexto, el sector reclama un mayor rigor científico en el diseño de las políticas de sostenibilidad y nutrición, para poner fin a la visión sesgada e ideologizada del sistema alimentario español, a través del desarrollo de políticas alimentarias que tengan en cuenta la frecuencia de consumo de carne en las diferentes etapas de la vida, junto con hábitos de vida saludables y el estado de salud de la población, sin obviar la estratificación social de la población ordenada en base a sus ingresos.
La ENA debe establecer directrices para favorecer el acceso universal a los alimentos y defender la soberanía alimentaria, aminorando la actual hiperregulación que hoy está amenazando el conjunto de la cadena ganadero-cárnica.
En el seno de la ENA, ANICE demanda una coordinación regulatoria real y eficaz entre el Estado y las CCAA, y entre España y Bruselas, la creación por parte del MAPA de una Unidad de evaluación formada por expertos que reflexionen sobre el futuro del sector para la próxima década y un mecanismo administrativo coordinado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para que las decisiones que afecten al modelo alimentario nacional se hagan con visión holística y ordenada.
En el apartado de formación e innovación, la Asociación ha recogido la necesidad de desarrollar un gran pacto que preste mucha más atención al diseño de los planes de I+D+i.
ANICE reclama una ENA más ambiciosa que desarrolle propuestas e iniciativas concretas para el sector, ajustadas a su realidad y teniendo en cuenta el peso que la ganadería y la industria cárnica ostentan en nuestro país y en el imaginario de la Marca España.
Estas propuestas se consideran un desarrollo del documento “60 medidas para el futuro del sector cárnico” elaborado por ANICE y entregado en el mes de febrero al Ministro Luis Planas, como primera aportación del sector cárnico a la ENA.
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