2 DE junio DE 2021
Redacción Qcom.es
La Dieta Mediterránea es considerada una de las más saludables del mundo, una dieta en la que priman los productos frescos y de temporada como las frutas y hortalizas, (2021 declarado Año Internacional de las Frutas y Verduras por parte de la FAO); los cereales, las legumbres, la leche y los lácteos o los huevos y en el que además se asocia la actividad física y la socialización como estilo de vida. La irrupción del COVID-19 hizo que muchos de esos hábitos se modificaran y, por este motivo, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), ha elegido la Dieta Mediterránea como eje principal del Día Nacional de la Nutrición (DNN) -que se celebra cada 28 de mayo – y cuyo lema, este año es “Dieta Mediterránea (DM) en tiempos de pandemia, ahora más que nunca” con el objetivo de promover una alimentación y estilo de vida saludable en un momento muy necesario.
El presidente de la FESNAD y Catedrático de Nutrición y Bromatología, Facultad de Farmacia, Universidad CEU-San Pablo, el Prof. Gregorio Varela-Moreiras comenta: “La FESNAD, consciente de que los hábitos de vida de la población española parece que se han modificado por la pandemia, hemos querido realizar la encuesta Actitud y Adherencia a la dieta y estilo de vida mediterráneo con el fin de conocer cómo han cambiado nuestras costumbres, y en qué puntos debemos poner el foco para que cada vez sean más próximas a la Dieta Mediterránea”.
Según los resultados de la encuesta, llevada a cabo en casi 1.500 personas durante los meses de abril y mayo del presente año, tan solo el 30% de la población considera su adhesión a la Dieta Mediterránea como muy buenay, si bien el 40% de los encuestados considera que ha modificado sus hábitos, tan solo el 30% de éstos asegura que ahora sus hábitos son más próximos a la Dieta Mediterránea. También cabe destacar que el 34% de los encuestados afirma haber incrementado su peso desde que comenzó la pandemia.
Parar a comer y hacerlo de una manera tranquila y relajada, cuidando los aspectos sociales, también es importante en la Dieta Mediterránea. Sin embargo, un 42% de los encuestados afirma que desayuna de pie o viendo la tele o consultando el móvil o el ordenador, hecho que hace que no se le preste la atención adecuada a esta comida. Cuando hablamos del almuerzo o la cena, aunque los números bajan, todavía hay un 27% y 31% respectivamente que lo hace de pie o viendo alguna pantalla.
En cuanto a las habilidades culinarias, el 19% de los encuestados afirma haber aprendido a cocinar durante la pandemia, el 59% afirma no haber aprendido y el 22% asegura que se defiende mejor.
Y cuando hablamos de adhesión a la Dieta Mediterránea, la encuesta arroja un aumento de consumo de frutos secos, aceitunas, hortalizas y verduras después de la pandemia. También se observa una mayor ingesta de agua, elección de productos integrales o de granos enteros o la limitación de azúcar en las bebidas. Y en lo que respecta al ejercicio diario, el 70% de los encuestados afirma que realizan actividad física diaria, aunque tan solo el 22% practica más de dos horas a la semana de deportes de equipo.
La Dieta Mediterránea, un modelo a seguir
La Profª. Rosaura Leis, vicepresidenta de la FESNAD, Profesora Titular de Pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela y Coordinadora de la Unidad de Nutrición Pediátrica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela comenta: “La DIETA MEDITERRÁNEA es un estilo de vida, con efectos positivos para la salud a lo largo de todo el ciclo vital. La adherencia a ella en la mujer gestante, durante la lactancia y a lo largo de la niñez y adolescencia va a condicionar un menor riesgo de enfermedad a corto, medio y largo plazo, incrementando la calidad y esperanza de vida en la edad adulta. Y no sólo es un concepto, sino una realidad cultural, social, territorial y medioambiental que hemos heredado a través de las generaciones y que tenemos la obligación de transmitir”.
De hecho, la Dieta Mediterránea está reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad definido como “un conjunto de competencias, conocimientos, prácticas y tradiciones relacionadas con la alimentación humana, que van desde la tierra a la mesa, abarcando los cultivos, las cosechas y la pesca, así como la conservación, transformación y preparación de los alimentos y, en particular el consumo de estos”.
La sostenibilidad también es primordial para la Dieta Mediterránea, por este motivo, en 2016 se aprobó la Pirámide de la Dieta Mediterránea Ambiental y Sostenible en la que priman los productos de temporada y proximidad (productos locales), evitar un elevado gasto energético del transporte y distribución (barco, avión…), lograr un impacto positivo en la economía local y reducir al máximo el exagerado desperdicio. Además, fomenta preservar especies autóctonas (estacionalidad). Es una dieta con baja huella de carbono e hídrica.
La Dieta Mediterránea, en tiempos de pandemia COVID-19, en los que debemos fortalecer nuestro sistema inmunitario, disminuir la inflamación y los factores de riesgo como la obesidad y otras enfermedades degenerativas del adulto, se manifiesta aún más si cabe, como la mejor herramienta individual y colectiva para tener unos estilos de vida saludables. Sus propiedades nutricionales, su contribución a tener un sistema inmunitario y antioxidante robustos, y un mejor control del peso corporal la convierten en el ejemplo a seguir. Por todo lo anterior, la FESNAD, en este XX Aniversario del DNN, vuelve a insistir que se debe conservar y estimular nuestro modelo alimentario, el legado, y solicita estrategias específicas de investigación tanto a nivel básico como aplicado en esta temática.
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