15 DE julio DE 2020
Redacción Qcom.es
Con la llegada del verano se inicia la época del año en la que se produce un mayor número de viajes y, unido a ello, también un mayor número de accidentes de tráfico. Este año aún existen muchas incógnitas respecto a cuántos desplazamientos se producirán en nuestras carreteras y cómo se van a realizar, debido al complejo escenario que el COVID está generando. Según la encuesta realizada a 1.050 conductores españoles, se hará un mayor uso del vehículo privado, los desplazamientos serán más largos y, un dato preocupante, haremos menos paradas de descanso durante el viaje. Estos datos muestran, un año más, la importancia de adoptar buenos hábitos al volante y prevenir la fatiga, un factor de riesgo presente en los siniestros viales. Con este objetivo, el RACE y la Asociación de Bebidas Refrescantes, ANFABRA, quieren recordar algunos consejos para mejorar la Seguridad Vial a través de la campaña “Un refresco, tu mejor combustible”.
La fatiga es la cuarta causa de siniestralidad mortal en las carreteras españolas, según datos de la DGT. Sin embargo, según demuestran diversos estudios, es un riesgo que se puede evitar adoptando adecuados hábitos al volante, sobre todo a la hora de realizar largos desplazamientos.
Durante los viajes existen ciertas variables que pueden afectar a nuestra conducta al volante, como son la falta de descanso antes de salir (como ponerte de viaje tras una jornada laboral), los kilómetros recorridos, los atascos, la climatología, la deshidratación, la conducción nocturna… Hay muchas razones que incrementan el riesgo de fatiga al volante, y por lo tanto, la posibilidad de generar situaciones de peligro en la carretera, tanto para el que la sufre como para el resto de usuarios de la vía que pueden verse afectados por nuestro comportamiento.
La fatiga se manifiesta a través de distintos síntomas que afectan a nuestro cuerpo, como el picor de ojos, la visión borrosa, el parpadeo constante, la necesidad de moverse en el asiento, la deshidratación y, de forma más grave, la somnolencia. Pero también afectan a nuestra capacidad para conducir, como la pérdida de concentración, lo que nos lleva a calcular de forma errónea distancias o velocidad (un 62% más), o un aumento en el tiempo de reacción: a partir de las dos horas de conducción tardamos el doble en reaccionar ante un imprevisto. Por tanto, es importante detectar los síntomas a tiempo y tomar las medidas necesarias para evitar una situación que puede desencadenar un accidente.
Mantener una adecuada hidratación, especialmente en verano y en viajes largos, también es importante. Sin embargo, un 61% de los conductores no son conscientes de que provoca reducción de la atención, dolor de cabeza, cansancio y fatiga muscular. El uso del aire acondicionado no evita la aparición de estos factores, sino que puede resecar el ambiente, lo que también genera sed, además de sequedad en la garganta y fatiga, sensaciones que pueden afectar a la atención del conductor.
Estudios realizados previamente por el RACE en simuladores de conducción y en el marco de esta campaña de prevención de la fatiga indican que un nivel bajo de hidratación y glucosa aumenta en un 66% la agresividad al volante, provoca un 33% más de salidas de la vía y reduce la concentración en un 27%. De hecho, los conductores que viajan con un nivel de hidratación insuficiente cometen los mismos errores que los que lo hacen bajo los efectos del alcohol.
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