26 DE abril DE 2021
Redacción Qcom.es
Una semilla es mucho más que el origen de una planta, una flor o un alimento. Una semilla es el principio de la vida y es capaz de influir de forma importante en la recuperación de un suelo degradado hasta el punto de convertirlo en un espacio vivo capaz de ofrecer servicios ecosistémicos. Esas semillas se podrán usar en los lugares más variopintos, pues ofrece un variado mosaico de posibilidades desde cunetas de las vías del tren hasta los alcorques que vemos en nuestras aceras, pasando por jardines, espacios urbanos y periurbanos abandonados, cultivos de viñedos, olivares, dehesas, diversas infraestructuras. Todos estos lugares, si están degradados, pueden llenarse de vida gracias a flores autóctonas.
La clave para conseguir recuperar biodiversidad con las flores es la calidad de esa semilla que, ante todo, ha de ser autóctona, es decir, del lugar en el que se va a sembrar. Porque eso le permitirá no sólo tener un índice alto de éxito en la implantación, sino, además, crear un ecosistema fuerte que sobrevivirá y se autoperpetuará. En este complejo, pero apasionante trabajo se encuentra el proyecto “Fleurs locales” en el que trabajan expertos de España, Francia y Portugal. La pérdida de biodiversidad es uno los grandes problemas de la actualidad, acelerada por el cambio climático y esta acción pretende ser una opción válida para frenar esa merma.
Negocios verdes
“Fleurs locales” posibilita que los agentes implicados trabajen en torno a una estrategia territorial común que permita hacer rentables el uso de las semillas autóctonas, es decir, crear un negocio verde. Por ello, testará estas soluciones en diferentes ensayos pilotos en cada uno de los países y realizará acciones concretas para que sean conocidas y estén disponibles en el mercado. A la vez, incluye un trabajo codo con codo con la administración para dar los pasos necesarios hasta poner las semillas autóctonas en el centro de la cadena de producción y suministro.
Al final, el proyecto creará una red de expertos que estudiarán, definirán y establecerán soluciones basadas en la naturaleza a través de semillas o mezclas de semillas autóctonas, de especies herbáceas, que resulten eficaces y rentables en contextos como viñas, agrosistemas y medios naturales mediterráneos.
Los socios principales son por un lado de Francia Conservatoire d’espaces naturels d’Occitanie (CEN L-R) y Centre d’Initiatives pour Valoriserl’Agriculture et le Milieu rural Garrigues de Thau (FAB’LIM); por otro, de España Fundación Global Nature (FGN) y la empresa Semillas Silvestres; y, por último, de Portugal el Centro de Biologia Molecular e Ambiental da Universidad do Minho (CITAB-UM), el Instituto Nacional de Investigação Agrária e Veterinária (INIAV) y el Instituto Politécnico de Bragança (IPB).
Además, cada país cuenta con una serie de entidades asociadas cuya labor será fundamental para el óptimo desarrollo del proyecto. En total, son 21 entidades diferentes que aseguran la implicación del sector público y privado y el conocimiento científico y técnico necesario para conseguir los objetivos del proyecto. En España, en concreto el trabajo en red incluye a la Asociación Española de Municipios del Olivo España, la Diputación de Córdoba, la Dirección General Desarrollo Rural del Consellería de Agricultura España de la Generalitat de Valencia, al Foro de Redes y Entidades de Custodia del Territorio España y a la Subdirección General de Biodiversidad Terrestre y Marina del Ministerio para la Transición Ecológica España (MITECO).
El proyecto Fleurs Locales está cofinanciado por el Programa Interreg Sudoe y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Arrancó en mayo de 2020 y finalizará en abril 2023 y cuenta con un presupuesto de 1.593.690,00€.
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