7 DE junio DE 2023
Redacción Qcom.es
Un 34,8% del territorio peninsular se encuentra en sequía prolongada, incluso en las zonas de influencia más atlántica como Cantabria. Los valores de humedad en suelo se encuentra una cuarta parte por debajo de niveles normales en la mayor parte del país y se ha registrado entre un 25% y un 75% menos de la precipitación normal a estas alturas del año dependiendo de zonas. Regiones como Almería, Murcia, Alicante y el litoral catalán hasta las recientes DANA estaban por debajo del 75% de las precipitaciones normales. Son los datos más actuales de la Agencia Estatal de Meteorología, AEMET. A futuro, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) avanza que las precipitaciones disminuirán en un 10% para mediados de siglo.
“La sequía no es un problema de exclusivo de este año, y ya el año anterior fue el tercero más seco desde que hay registros”, explica el técnico de proyectos de FGN Guillermo Ramirez, quien detalla que esta circunstancia de falta de lluvias coincide con aumento de su torrencialidad. “La sequía ha venido para quedarse y necesitamos medidas de adaptación. Los datos reflejan una nueva normalidad climática consecuencia del cambio climático en la que el descenso de precipitaciones y aumento de la temperatura se hace acompañar de fenómenos extremos que ponen en riesgo nuestra agricultura”, asegura.
La FAO estima que por cada grado de aumento de la temperatura media del planeta, nos enfrentamos a una pérdida de al menos un 10% de la producción agraria y por cada aumento de 2ºC, se espera que la precipitación disminuya en un 10 al 15%. En los próximos 50 años nos enfrentamos a una disminución de entre un 12% a un 40% de los recursos hídricos disponibles y lo que afecta directamente al sector agrario, ya que el 80% del agua se destina a la agricultura en España. “Y esto ocurren en una de las regiones del mundo donde el cambio climático ocurre hasta dos veces más rápido que la media mundial”, detalla el experto de FGN.
Por ello, desde Global Nature insisten en la necesidad de una planificación hidrológica con medidas de adaptación al cambio climático, fundamental para garantizar el futuro de la agricultura española. “Acompañadas de una revisión del sistema productivo el actual, porque con el nuevo paradigma este es inviable”. Desde la entidad insisten en la urgencia de que la planificación se haga “desde la nueva realidad climática, sin al aumento del consumo de agua con nuevos regadíos y garantizando la adaptación al cambio climático”.
Desde Global Nature insiste en la urgencia de la planificación hidrológica y el diseños de una adaptación real al cambio climático que garantice el futuro del sector agrario. En esta línea, abogan por incluir medidas como cubiertas vegetales o barbechos semillados. “Las cubiertas vegetales en cultivos permanentes, capaces de mejorar la humedad en el suelo al aumentar la macroporosidad en profundidad y frenar la escorrentía superficial: son capaces de disminuir la temperatura entre 5 y 10 ºC en el suelo en verano. Los barbechos semillados generan efectos similares a los de las cubiertas entre cultivos leñosos”.
“Existen diversos proyectos en Global Nature que trabajan directamente con el sector. Por ejemplo, Naturaleza Pastoreada, que cuenta con el apoyo de Fundación Biodiversidad, puesta por el pastoreo como motor de cambio. Si hablamos, por ejemplo, de la carne de bovino extensivo, el 97% de la huella hídrica del filete de esta ternera es verde, es decir, que apenas depende de forrajes con mayor consumo de agua y que aprovecha el pasto natural. Además, su impacto en contaminación de las masas de agua es mucho menor”, continúa Ramírez que asegura que es importante trasladar al consumidor este tipo de matices para incentivar el consumo de productos sostenible.
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