5 DE julio DE 2019
Redacción Qcom.es
El cultivo ecológico es, sin duda, un valor ambiental añadido a la agricultura. Pero la apuesta que marca hoy la diferencia en el cuidado del medio ambiente es la que implica preservar biodiversidad. La pérdida de especies es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos y la agricultura, una de las grandes aliadas necesarias para revertir ese proceso. Eso lo saben bien en Fundación Global Nature y trabajan en su proyecto LIFE Food & Biodiversity por el que se fomenta la inclusión de criterios de biodiversidad en sellos, estándares o certificaciones en el sector agroalimentario.
Se ha podido comprobar cómo un melón de calidad con sabor a biodiversidad es aún más sabroso. Ha sido en el tradicional acto de corta de melón realizado en Elche organizado por Melón de Carrizales, producto estrella del Parque Natural Agrario de los Carrizales, con un dulzor característico que lo ha convertido en exponente de máxima calidad en el ámbito internacional.
En este camino hacia el cuidado de la biodiversidad están cada vez más empresas que reconocen el valor de implementar un plan de acción concreto en sus cultivos. No sólo aumenta la calidad de sus alimentos, sino que aporta el intangible valor añadido de proteger la riqueza animal y vegetal. Melón de Carrizales es un claro ejemplo de ello. Su apuesta por la biodiversidad traspasa estas medidas, no solo ahora con las acciones para fomentar a biodiversidad, sino ya en su momento cuando propusieron la ZEPA (zona para la protección de aves) en la que desarrollan su actividad.
Una de las variables claves para la extraordinaria calidad de este melón es el suelo salino en el que se cultivan, ya que el saladar es el responsable de que sea extremadamente dulce y alcance los 14 grados brix, una escala que mide la sacarosa disuelta en el líquido. Y ese suelo, que es en parte el secreto, se cuida con mimo con medidas ecológicas y de biodiversidad.
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