18 DE octubre DE 2022
Redacción Qcom.es
La campaña de recogida del azafrán en la zona de producción del Denominación de Origen Azafrán de La Mancha, que ya ha arrancado en algunos puntos de la provincia de Albacete, viene marcada este año por la incertidumbre. El temor a que la cosecha pueda verse gravemente afectada por las altas temperaturas y la falta de lluvias de este otoño, como ocurrió el año pasado, agravaría aún más la situación de un sector que atraviesa su momento más crítico.
Así lo ha puesto hoy de manifiesto el presidente del Consejo Regulador, Carlos Fernández, en una rueda de prensa en Toledo en la que ha explicado que este año se han inscrito en la Denominación de Origen Azafrán de La Mancha 201 productores y que la superficie cultivada es de 108 hectáreas. Una cifra que queda muy lejos de las 500 hectáreas que la Denominación de Origen considera necesarias para mantener vivo el cultivo.
“En circunstancias normales en estos momentos estaríamos haciendo una previsión estadística de producción, sin embargo, la historia nos ha demostrado que esta metodología no es la correcta porque no se tienen en cuenta otros factores como la climatología o la ausencia de un mercado de cormos con garantía sanitaria, las dos grandes amenazas actuales del cultivo junto con otras que venimos arrastrando históricamente”, ha explicado.
Fernández ha asegurado que esta campaña es clave para el futuro del azafrán en Castilla-La Mancha aunque la cosecha sea muy buena: “El sector está en riesgo porque las amenazas están ahí y sea cual sea la producción es necesario tomar medidas que garanticen el futuro del cultivo”.
En este sentido, ha recordado que el Patronato de la Fundación CRDO Azafrán de La Mancha ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas en apoyo a la supervivencia del azafrán cuyo objetivo es poner de manifiesto necesidad de contar con un plan específico dotado con el soporte económico necesario que permita frenar el declive de la producción de este emblemático cultivo y que ayude a recuperarlo en el plazo más breve posible.
El presidente ha recordado que a los problemas históricos que arrastra el sector, disminución progresiva de la superficie dedicada a su producción, incluyendo su extinción en comarcas donde era característica su presencia; importaciones masivas de azafranes de otros orígenes; elevada exigencia de mano de obra acompañada de la mínima mecanización del cultivo y del proceso de transformación (monda y tostado); pequeña dimensión de las parcelas; la limitada integración de los productores en los sistemas de comercialización nacional e internacional, y el carácter social y familiar de este cultivo, se han unido dos nuevos de gran importancia: el aborto floral (provocado por el incremento de las temperaturas medias del otoño) y la ausencia de un mercado de cormos certificados.
Por este motivo, ha vuelto a reclamar a la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de la Junta su ayuda para impulsar un crecimiento ordenado del sector, a través de ayudas que incentiven la plantación y el mantenimiento del cultivo, tal y como se viene haciendo en otras comunidades como Andalucía, que supone el 2% de la producción nacional, y más siendo Castilla-La Mancha la mayor productora de azafrán del país.
Caída progresiva del rendimiento
Por su parte, el gerente de la DOP Azafrán de La Mancha, Pedro M. Pérez Juan, ha hecho una lectura de los datos históricos de los que dispone el Consejo Regulador y que evidencian una caída progresiva del rendimiento. En este sentido, ha señalado que no solo supone un gran pérdida a nivel económico sino también a nivel cultural, dado el azafrán está muy arraigado históricamente a la sociedad castellano manchega. “Si desaparece la DOP Azafrán de la Mancha, desaparece el azafrán en España”, lamentaba.
De este modo, ha explicado que desde el año 2018, en el que hubo una cosecha récord en la zona de producción del Azafrán de La Mancha, con 903,7 kilos recogidos, la producción ha ido disminuyendo progresivamente, 606,5 kilos en 2019, 451 kilos en 2020 y 346,8 en 2021.
Del mismo modo ha bajado la producción media por productor: 3,41 kilos en 2018; 2,47 en 2019; 2,29 en 2020 y 1,81 en 2021.
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