18 DE julio DE 2023
Beatriz Blasco Marzal, Directora General de la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes (ANFABRA)
Los refrescos forman parte de la vida de los españoles desde hace más de 200 años. Están presentes en más de 13 millones de hogares y se encuentran en miles de bares de todo el país. Con más de dos siglos de historia, la seña de identidad de este sector ha sido su capacidad de adaptación a los gustos y necesidades de sus consumidores y su compromiso con el bienestar.
Esta capacidad de evolución viene marcada por la innovación: el 36% de lo que invierte el sector, se destina a la elaboración de nuevas variedades y a la renovación de la composición de las actuales. Un claro ejemplo son los esfuerzos que hemos dedicado desde hace más de cinco décadas a la reducción de azúcar. Entre nuestros últimos logros podemos destacar que desde 2005 hasta 2020 hemos reducido un 43% el azúcar puesto en el mercado, y el compromiso pasa por reducir un 10% adicional para 2025. Estos datos nos posicionan como uno de los países líderes en reducción de azúcar a nivel europeo, y también nos consolidan como un referente dentro de la industria de alimentación y bebidas.
Hoy en día la gente se cuida más que nunca, han asumido nuevos hábitos y estilos de vida más saludables. Conscientes de la necesidad de adaptarnos a sus necesidades, el sector ha escuchado sus demandas y apostado por las opciones bajas y sin, una tendencia cada vez más extendida entre nuestros consumidores. Actualmente, ofrecemos unas 2000 variedades diferentes y cerca del 60% de nuestro porfolio son opciones bajas y sin calorías. Es más, podemos afirmar que por cada refresco ya existe una opción baja o sin calorías.
Claramente, la apuesta por la innovación ha sido clave para consolidar todos estos avances centrados en el bienestar del consumidor, pero también ha actuado como un motor fundamental para impulsar el crecimiento y la competitividad del sector. En los últimos años, esta industria se ha tenido que enfrentar a un entorno lleno de retos: la pandemia, la inflación, el incremento de los costes de producción o la guerra de Ucrania. A esto se le ha sumado los continuos cambios regulatorios, tanto a nivel europeo, como nacional y autonómico, como, por ejemplo, el nuevo impuesto al plástico, la aprobación de la ley de residuos o el Real Decreto de envases.
Pese a todos estos cambios, que han supuesto un gran esfuerzo para esta industria y para toda la cadena de valor. El sector ha hecho gala de su capacidad de resiliencia y ha sabido como adaptarse a los nuevos desafíos. Prueba de ello es que en esta industria ya se han recuperado cifras prepandémicas. 2022 ha sido un buen año, en concreto, el sector registró un crecimiento del 5% respecto a 2021.
Las buenas cifras de lo que llevamos de 2023 nos permiten augurar un buen año. Además, nos encontramos en pleno verano, una época clave para el sector, ya que las altas temperaturas y la mayor disponibilidad para el ocio y las relaciones sociales, son factores que inciden directamente en el incremento del consumo. Además, este año estamos viendo buenas perspectivas para el turismo tanto internacional como nacional, lo que nos permiten prever unos buenos meses para el disfrute de refrescos. Fuentes del sector del turismo pronostican un verano de récord para la restauración, y, en consecuencia, para el sector de los refrescos.
Los refrescos han acreditado su capacidad de adaptación, innovación y compromiso con el bienestar del consumidor a lo largo de su historia. Su constante renovación, su amplia oferta y posición aventajada en la reducción de azúcar los consolida como todo un referente en la industria de alimentación y bebidas. Al fin y al cabo, este sector es mucho más que una simple bebida, los refrescos forman parte de nuestra cultura y estilo de vida mediterránea.
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