20 DE agosto DE 2024
Beatriz Blasco Marzal, directora general de la Asociación de Bebidas Refrescantes
Hablar de la industria de los refrescos es hablar de un sector con gran arraigo y tradición en España. Desde sus orígenes vinculados al ámbito farmacéutico, pasando por los sifones y las zarzaparrillas hasta las 2.000 variedades que se ofrecen hoy -la mayoría sin azúcar-, han pasado más de 200 años de historia en nuestro país. Una larga trayectoria con un fuerte impacto en todo el territorio y, por supuesto, también en el ámbito rural.
Actualmente, el sector de los refrescos cuenta con 148 centros de actividad repartidos por todas las regiones, desde grandes ciudades hasta pequeños municipios. En concreto, más del 15% de estos centros se ubican en pequeñas localidades de menos de 10.000 habitantes, contribuyendo, por tanto, al desarrollo del medio rural.
¿Y en qué se traduce esta presencia en todo el país? Contribución a la economía nacional y local, generación de empleo y cohesión territorial.
Si ciframos este impacto, estamos hablando de más de 176.000 puestos de trabajo y más 10.700 millones de euros de contribución económica. Además, el importante efecto tractor de nuestra industria en otros sectores estratégicos como son la hostelería, el turismo o la agricultura refuerzan el poder dinamizador del sector en el país.
Sin embargo, lo que más me gusta destacar es que el impacto local del sector es un compromiso común a todas las compañías que lo integran. En la industria de los refrescos conviven grandes compañías con pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas familiares con varias generaciones a sus espaldas, y todas han ido tejiendo fuertes vínculos con las comunidades en las que operan. Como muestra, un dato que habla por sí solo: más del 90% de los refrescos que se consumen en España se elaboran aquí.
La industria de los refrescos en España produce localmente y este carácter local también se ve reflejado en su consumo. Porque las bebidas refrescantes se disfrutan en todo el mundo, pero en España lo hacemos de una forma diferente.
El patrón de consumo de refrescos en España es el propio de nuestro estilo de vida mediterránea y social (8 de cada 10 ocasiones de consumo de refrescos se realizan en un contexto de socialización y en compañía). Por eso la hostelería es el principal canal de consumo de refrescos en nuestro país, con un peso del 60% en las ventas de refrescos.
Había empezado hablando de arraigo y tradición y creo que no hay nada más asentado en nuestra cultura que ese gusto por juntarnos con amigos, con la familia, con los compañeros del trabajo… en torno a una mesa, una barra o -ahora en pleno verano- mucho mejor en una terraza.
Y en todos esos momentos los refrescos también están muy arraigados.
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