2024, un año decisivo para los productores de alimentos

Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez

Después de este periodo de navidades, en el que nos hemos reunido con las familias para celebrar el fin del 2023 y disfrutar de todos los alimentos de nuestra rica y variada gastronomía, comienza un nuevo año en el que la situación podríamos calificarla como “rara”.

Comencemos por el principio. La falta de empleo es un hecho evidente. Conflictos bélicos aquí y allá alrededor del mundo mientras que los costes de las materias primas siguen subiendo. Y aunque la inflación ahora está más moderada, no deja de crecer mientras que la sociedad aún cuestiona a quienes proporcionan alimentos a sus mesas por este y otros motivos.

En definitiva, seguimos perdiendo la batalla de la reputación, porque hay otros sectores mucho más unidos y con más recursos económicos que desvían la atención hacia el nuestro en los medios de comunicación y en las Administraciones Públicas, que en muchos casos siguen cuestionando el trabajo de los que producen los alimentos. Como dice Manuel Pimentel, “cada día está más cerca la venganza del campo y en ese momento nos acordaremos”.

A nivel político, salimos de un año de elecciones generales y afrontamos otro con elecciones a la Unión Europea. Los que nos dedicamos a esto de producir alimentos sabemos de la importancia que tienen las personas que elegimos en dichos comicios para defender los intereses de nuestro país ante el resto de los estados miembro. Pero no solamente en este sentido, porque también frente a activistas contrarios a los intereses de los productores de alimentos, que son los que están ganando la batalla allí, al menos hasta ahora, porque se encuentran mucho más organizados e invierten más recursos económicos para ello.

Del mismo modo, aunque el avance de la Renta Agraria indica que no es así, si hablamos de costes y de campañas, 2023 tampoco ha sido un año fácil. El cambio climático sigue amenazando nuestras cosechas y los fenómenos climáticos cada vez se darán con más fuerza y en un periodo de tiempo cada vez más corto. Este año el gran protagonista ha sido la sequía, que ha marcado la producción de muchos alimentos, como el aceite de oliva, el cereal o las frutas y hortalizas. Esto, obviamente, ha repercutido en los precios al consumidor, quien sigue sin entender qué es lo que pasa y por qué pasa.

Y esto me lleva a un último desafío y creo que el más importante: la burocracia y los cambios normativos. La Política Agrícola Común que, reforma tras reforma busca la simplificación, ha vuelto a complicar la vida de los agricultores y ganaderos un poco más. Y, además, esta legislatura europea ha traído desde Bruselas normas cada vez más restrictivas que marcan la dirección de cómo han de ser las producciones europeas de alimentos del futuro. Iniciativas que se pensaron y pusieron en marcha antes de una pandemia y también previo a una situación geopolítica como la que tenemos actualmente, que están complicando la vida por momentos a los productores de alimentos.

Por eso, los que vivimos y trabajamos de esto nos hierve la sangre cuando vemos al consumidor totalmente “infoxicado” y desinformado sobre la realidad de nuestro sector. Mire donde mire veo gente hablando mal de nuestros agricultores, ganaderos y pescadores, de la industria y de los que comercializan los productos, últimamente basándose en los precios finales, y creo que esto no puede ser.

Por todo lo anteriormente expuesto, desde Agrifood Comunicación, junto a Cooperativas Agro-alimentarias de España, en 2024 seguiremos llevando a cabo la campaña ‘Si yo no produzco, tú no comes’ para tratar de llamar la atención de la sociedad sobre la realidad de los productores de alimentos y la complejidad de la cadena agroalimentaria. Porque es necesario que el consumidor conozca cómo se elaboran y de dónde vienen los alimentos que llegan a sus mesas, a través de información real de la situación que viven los hombres y mujeres que producen alimentos y bebidas de calidad, y que intentan que sean siempre al menor precio posible para los consumidores.