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El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

Periódico Digital Qcom.es: El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

15 DE abril DE 2025

Aranceles: decisiones volátiles

Francisco Martínez Arroyo, vocal asesor en Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

Después de muchas idas y venidas, de anuncios y más anuncios, el pasado día 9 iban a entrar en vigor los aranceles del 20% a todos los productos europeos -más allá del 25% de aranceles al aluminio y al acero que entran desde cualquier procedencia en el mercado norteamericano, y que ya estaban en vigor- y, en un nuevo cambio de giro inesperado, Trump pospuso su aplicación 90 días, imponiendo desde ya, un arancel universal del 10%.

La propuesta inicial de aranceles forma parte de un paquete de impuestos al comercio a todos los países del mundo con los que Estados Unidos se siente agraviado en las relaciones comerciales -Trump dixit-.

Se trata, sin duda, de una apuesta por el proteccionismo, en contra de los acuerdos y reglas internacionales de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y viene de Estados Unidos, otrora impulsor del multilateralismo en el comercio desde los acuerdos de Breton Woods, después de la segunda guerra mundial.

Difícil de entender el camino que ha tomado Trump, que por otra parte parece poco dispuesto a negociar y a asumir las reglas de la multilateralidad. No es fácil encontrar beneficios para nadie, en un mundo interconectado y global, como el actual, ni siquiera para las empresas o los ciudadanos de Estados Unidos.

Centrándonos en el sector agroalimentario, los intercambios entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos son muy importantes, aunque hay otros subsectores en los que la interdependencia es mayor, como los servicios o el sector automovilístico. En el agroalimentario, la UE exportó en 2024 a Estados Unidos por valor de 34.447 millones de euros, mientras que las importaciones desde este país ascendieron a 13.106 millones de euros, lo que supone una balanza comercial extraordinariamente positiva para Europa, de 21.341 millones de euros, la cifra más alta de la historia de los intercambios comerciales entre la UE y Estados Unidos, con un aumento del 35% respecto a 2023.

En las exportaciones de la UE, destacan el vino y el mosto, con un valor de 4.885 millones de euros, procedente principalmente de Francia, Italia, y, a cierta distancia, España. Y en cuanto a las importaciones, el primer producto son las habas de soja, cuyo valor en las importaciones europeas desde Estados Unidos en 2024 fue de 2.589 millones de euros, destinadas a la alimentación animal, un sector, el de la ganadería europea, extremadamente dependiente de los suministros de países terceros, entre ellos, Estados Unidos.

En el caso de España, las relaciones comerciales agroalimentarias con Estados Unidos son más modestas. En 2024 exportamos a ese mercado por valor de 3.609 millones de euros, lo que supone un 4,8% del total del valor de nuestras exportaciones -Estados Unidos es nuestro sexto mercado, y el segundo fuera de la UE, tras el Reino Unido-, a una enorme distancia de Francia, nuestro principal mercado en este sector, al que vendimos en 2024 productos agroalimentarios por valor de 11.504 millones de euros (el 15,3% del total de nuestras exportaciones agroalimentarias), y menos de la mitad que lo exportado por Italia a Estados Unidos, primer país de la UE en ventas al mercado norteamericano, cuyas ventas alcanzaron los 7.916 millones de euros en 2024.

En un análisis más global, España es el decimoquinto exportador de productos agroalimentarios a Estados Unidos, cuyos dos primeros proveedores son sus vecinos, Méjico, con más de 46.000 millones de euros exportados a ese mercado- y Canadá -más de 41.000 millones de euros-.

Por otra parte, en cuanto a las importaciones desde Estados Unidos, éstas alcanzaron en 2024 un valor de 2.051 millones de euros, lo que se traduce en una balanza comercial, que todos los años es positiva en nuestra relación comercial con ese país, de 1.558 millones de euros, la cifra mas alta de siempre, con un crecimiento del 72% respecto a 2023, y del 154% respecto a 2020, lo que nos indica una tendencia muy clara y estable al crecimiento, prueba de nuestros prometedores datos en las ventas a Estados Unidos -crecimiento del 73% en las mismas desde el año 2020- y de la contención en las importaciones, que incluso disminuyen un 0,8% respecto a 2023 y sólo aumentan un 39% respecto a 2020.

Entre los productos agroalimentarios que vendemos a Estados Unidos, destaca el aceite de oliva, cuyo valor en 2024 fue de 1.013,4 millones de euros, el 28% de todas nuestras exportaciones agroalimentarias a ese destino. Respecto a 2023, el valor del aceite exportado a Estados Unidos ha aumentado en un 58%, un incremento muy significativo, después de una campaña anterior muy corta, pero con un valor unitario (euros/litro) del producto exportado muy alto, en cifras récord. Para el aceite de oliva, Estados Unidos es nuestro segundo mercado, y el primero extracomunitario. Italia sigue siendo el principal destino de nuestro aceite.

Destacan también el vino, cuyo valor en la exportación a Estados Unidos es de 334,8 millones de euros, lo que nos convierte en el tercer exportador europeo y cuarto mundial, con cifras muy estables en los últimos años; las legumbres y hortalizas en conserva, con 247,1 millones de euros en valor -primer exportador de la UE a Estados Unidos y segundo mundial- y quesos, con un valor de 121,3 millones de euros, un 16% más que en 2023 y un 35% más que en 2020, lo que muestra el valor creciente de este mercado para estos productos lácteos. En este campo, destaca el queso con Denominación de Origen Manchego, muy conocido y valorado en el mercado estadounidense, que alcanza más de 60 millones de euros anuales de facturación en Estados Unidos.

En lo que respecta a los productos importados, destacan las habas de soja, fuente de proteína para la alimentación animal, que supusieron en 2024 unos 648,7 millones de euros -con una caída del 23% respecto a 2023- y los frutos secos, con un valor de 488,7 millones de euros comprados a Estados Unidos, cifra que se mantiene estable los últimos años. En ambos productos, la dependencia española -y europea- es grande.

En definitiva, las relaciones comerciales españolas con Estados Unidos en el sector agroalimentario son relativamente pequeñas, pero la incidencia en algunos subsectores concretos puede ser determinante para su rentabilidad.

En las exportaciones juega a nuestro favor que se trata de productos de alto valor -sobre todo el aceite de oliva y el queso manchego-, que se dirigen a nichos de mercado de gran capacidad de gasto, para los cuales, el impacto de los aranceles puede ser más limitado. Aun así, será necesario explorar nuevos mercados y aportar estabilidad empresarial a las pequeñas y medianas empresas del sector, que son las que más pueden sufrir las consecuencias.

Y, en cuanto a las importaciones, si la UE aplica los aranceles recíprocos previstos, y éstos les afectan, la ganadería española puede sufrir las consecuencias en forma de incrementos de costes de producción y deberá buscar las fuentes de proteína de la alimentación animal necesaria, en otros mercados.

Todavía es pronto para aventurar las consecuencias de decisiones que cambian de un día para otro, pero el sector -y las administraciones- deberán acostumbrarse al nuevo contexto, en el que las mismas decisiones son, de por sí, volátiles.

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