Así está la situación actual de la acuicultura

Javier Ojeda. Gerente de Apromar

Teniendo en cuenta que el pescado es una alimento casi de primera necesidad, el impacto de la crisis por Covid-19 está impactando sobre las empresas de acuicultura españolas de manera dura pero menos grave que sobre otros sectores, como la hostelería o los transportes. El conjunto de las empresas de acuicultura sufren la compleja presión operativa que imponen las circunstancias sanitarias y de distanciamiento interpersonal de los trabajadores. Pero el elemento diferenciador entre empresas ha sido la estrategia comercial previa a la crisis de cada una de ellas, así como su capacidad de adaptación a la nueva situación.

Tras el shock de las primeras semanas de confinamiento en marzo los niveles de demanda de los pescados de crianza, que se venden en su mayor parte en fresco, se han ido aproximando a niveles casi normales en cuanto a volúmenes para esta época del año. Pero se ha producido un cambio de destino de las ventas que previamente iban hacia el canal Horeca ahora y ahora lo hacen hacia el comercio minorista. Los precios, eso sí, son inferiores a los que podrían considerarse normales. En cuanto a las exportaciones, se pueden estimar en cierta medida habituales en los casos de trasporte por carretera pero muy complicados cuando requieren de transporte aéreo.

En cuanto al futuro, la principal preocupación es la incertidumbre sobre el desarrollo de la situación, tanto a muy corto plazo como a corto o medio. Toda planificación está en estos momentos sujeta a grandes márgenes de error, pero en un sector como este, en el que los ciclos productivos son de varios años, aún así se deben tomar decisiones. El conjunto del sector de la acuicultura ha hecho su trabajo para seguir abasteciendo los mercados con alimentos nutricionales y de calidad hasta en los peores momentos de la pandemia. Y contamos con seguir haciéndolo una vez que se evolucione hacia una normalidad sin presiones sanitarias.