20 DE noviembre DE 2024
En los últimos días, allí donde voy, hablo de reputación. Según la Real Academia Española, reputación es la opinión o estima en que se tiene a alguien o algo. Muy básico y sencillo, pero, sin embargo, hoy en día es complicado conseguirla.
Nosotros ponemos nuestro granito de arena con www.qcom.es, pero no siempre las empresas y asociaciones entienden nuestro trabajo y la importancia que tiene para el sector en el que trabajamos. Una pena.
Desde mi punto de vista, el sector agroalimentario y pesquero tiene en esta palabra su futuro, porque hoy en día la gente no trabaja donde puede, trabaja donde quiere y si su reputación, sobre todo en los entornos virtuales, es negativa, lo tiene complicado. Nadie va a querer formar parte del sistema alimentario, ni los hijos de los productores de alimentos, ni los urbanitas si viven infoxicados con noticias que les indican todos los días que se están haciendo mal las cosas.
Y es que en un contexto donde las preocupaciones sobre la sostenibilidad, el cambio climático y el bienestar animal están más presentes que nunca en la agenda pública, las empresas que componen este sector se ven constantemente bajo el microscopio. A medida que los consumidores se vuelven más exigentes y conscientes de su impacto ambiental y social, la reputación del sector se juega en un terreno difícil. Pero, al mismo tiempo, este escenario ofrece una oportunidad única para aquellos que apuesten por la transparencia a la hora de comunicar sus acciones.
Por otro lado, aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI, en una era donde las redes sociales se han convertido en los principales canales de comunicación y difusión de información, el sector agroalimentario y pesquero, a pesar de su relevancia para la economía y la sostenibilidad global, no sale muy bien parado. En muchos casos la culpa es de los propios operadores, que no ocupan su espacio por miedo a que les ataquen, dejando a sus adversarios que comuniquen todo lo que quieran en contra de su actividad y los productos que elabora. Eso es la reputación, lo que opinan los demás de nosotros.
Los operadores del sector, empresas, asociaciones e instituciones públicas no le dan a esto la suficiente importancia y no están invirtiendo lo suficiente en comunicación. Porque no nos engañemos, el sistema funciona así y por mucho que informemos de lo bien que lo hacemos, si no hacemos comunicación y de la buena, estamos fuera del modelo.
Es la hora de la reputación. Es la hora de concienciarnos de que, si no se hace nada por mejorarla, nadie querrá formar parte del ecosistema de proveedores/productores/comercializadores de alimentos, porque el sector ha perdido el relato.
Los operadores del sector agroalimentario y pesquero deben ser capaces de adaptar sus mensajes a las nuevas exigencias del consumidor, que busca información transparente, relevante y verificada, y aprovechar cualquier oportunidad que se les ofrezca para tener presencia digital a través del canal más conveniente, para todos los públicos. Cada persona hoy en día se informa de una manera y hay que entenderles.
Solo con un compromiso firme y una inversión real en comunicación, los operadores del sector agroalimentario y pesquero podrán posicionarse en el lugar que merecen. Hay que luchar entre todos por conseguir recuperar la reputación y prestigio que tenían hace años los productores de alimentos, porque nos quedamos sin gente que siga con la actividad.
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