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El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria
 

Periódico Digital Qcom.es: El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

Embutidos y jamones, claves en una dieta variada y equilibrada

José Manuel Álvarez. Periodista

Con unas características nutricionales muy variadas, en función, principalmente, de las materias primas utilizadas y de la elaboración, se pueden encontrar numerosos elaborados y productos de charcutería con unos contenidos muy limitados en grasa, colesterol y sodio. En este contexto, es importante destacar el esfuerzo que la industria cárnica lleva realizando desde hace años para poner a disposición del consumidor alimentos que respondan a sus necesidades, teniendo en cuenta factores como la salud de la población y las exigencias de colectivos específicos.

Por su procedencia de la carne, los embutidos y jamones son valiosas fuentes de proteína de alto valor biológico, aportan contenidos muy interesantes en vitaminas como las del grupo B y en minerales como el potasio, el fósforo, el zinc y el hierro hemo (de mucha mejor absorción que el procedente de alimentos vegetales). Además, presentan un contenido en grasa moderado, de la cual más del 50% es insaturada (ácido oleico como el del aceite de oliva), es decir, la que debe predominar en una dieta cardiosaludable.

Apto para todos

La amplísima gama de elaborados cárnicos disponibles en los lineales de la distribución, en los establecimientos tradicionales y en la hostelería permite que puedan consumirse en las distintas etapas de la vida, siempre dentro de una dieta equilibrada y variada, y en función de las características de las personas a las que van destinados, pues no todos los individuos responden a un mismo patrón y a unas mismas necesidades de alimentación, dependiendo de la edad, estado de salud, grado de actividad física, etc. Hay siempre una gama apetecible de embutidos y jamones para los niños, los deportistas, las personas mayores, embarazadas, jóvenes estudiantes o personas con limitaciones de salud, entre otros perfiles. Como se ha comentado, la industria cárnica española lleva años trabajando en líneas de investigación y avances tecnológicos para desarrollar productos con menor contenido en grasa, energía y sal, con el fin de poner a disposición del mercado productos igualmente seguros, sensorialmente apetecibles, fáciles de preparar y cada vez más saludables.

Vida saludable

Desde hace tiempo, el enfoque generalizado sobre pautas nutricionales entre la comunidad científico-técnica especializada en nutrición o en iniciativas como la Estrategia NAOS, es que no existen alimentos sanos e insanos. El conjunto de la dieta es el que se puede considerar sano y equilibrado o no, dependiendo de la presencia de todos los grupos de alimentos y las proporciones adecuadas de éstos, junto a un estilo de vida activo y saludable.

Por ello, dentro de este patrón de nutrición para la salud, el papel de los elaborados cárnicos está totalmente integrado y recomendado. No se olvide que hay productos que pueden representar una ración de carne magra, como por ejemplo el jamón cocido o el jamón serrano.

Y si por necesidades de salud, criterios estéticos o por mera apetencia, busca productos con contenidos extremadamente bajos en grasa, sal u otros ingredientes, en el lineal o mostrador  hay una amplísima oferta de embutidos y fiambres para satisfacer sus expectativas y poder elegir aquellos que mejor se adapten a nuestras necesidades. Todos ellos, respetando las cantidades adecuadas de consumo, tienen cabida dentro de una dieta equilibrada y sana.

Nuestros jamones, valor nutricional

- Los jamones serranos e ibéricos son una importante fuente de proteínas -y de una calidad superior a las de origen vegetal- y contienen todos los aminoácidos esenciales que nuestro organismo precisa. Por ello, son recomendables para niños y personas mayores, ya que favorece el crecimiento y la renovación de tejidos.

- Aportan vitaminas del grupo B, especialmente B1, B2 y niacina, de la que 100 gramos de jamón proporcionan el 24% del CDR (consumo diario recomendado). Por ello, contribuyen a un buen funcionamiento del metabolismo, el sistema nervioso y el cerebro.

- Son ricos en minerales como hierro, zinc, potasio, calcio, y en fósforo, del que pueden aportar el 30% del CDR.

- El  ácido graso mayoritario en su grasa es el oleico (el mismo que el del aceite de oliva), con reconocidos efectos cardiosaludables, que facilita la producción de HDL (el "colesterol bueno").

- No tienen apenas hidratos de carbono y 100 gramos aportan solo unas 160 Kcal. Esto hace que también lo puedan disfrutar las personas que siguen dietas bajas en calorías. Por otro lado, contienen un 1,1% de sal, lo que debe ser tenido en cuenta por las personas con problemas de hipertensión.

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