Comenzar la búsqueda
 

buscar

Búsqueda en los contenidos de la web
El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

Periódico Digital Qcom.es: El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

15 DE noviembre DE 2022

Fertilizantes europeos: entre lo urgente y lo importante

Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez

La Comisión Europea presentó, como estaba previsto, el pasado 9 de noviembre su Comunicación “Garantizar la disponibilidad y asequibilidad de los fertilizantes” que, según el Ejecutivo comunitario, incluye una amplia gama de acciones y orientaciones sobre cómo abordar los retos a los que se enfrentan en la actualidad los agricultores y la industria de la Unión Europea, así como los países en desarrollo.

De entrada, nada que objetar, salvo que nos volvemos a encontrar con un nuevo ejercicio de malabarismo informativo, con el que la Comisión nos intenta despistar, pasando de abordar las medidas más urgentes a corto plazo que viene demandando el sector agrícola, y centrándose en plantear sobre el papel (y eso, por ahora) medidas, que serán probablemente importantes, pero a medio y largo plazo para reducir la dependencia de las importaciones de la UE de abonos minerales, sobre todo de Rusia (y Bielorrusia) como consecuencia del conflicto bélico que se mantiene en Ucrania.

En unos meses podrá confirmarse cuál es el resultado del uso de estos insumos, claves en la actividad agrícola de la campaña 2022/23, ante los altísimos precios alcanzados. La propia Comisión, que siempre se muestra en exceso prudente, estima ya que la utilización podría descender un 20%, según países y tipos de cultivos, pero la realidad puede dejar corta esa estimación.

No es descabellado pensar que los agricultores se tienten los bolsillos a la hora de decidir si elevan o no el gasto en abonos para nutrir sus parcelas y no mermar sus rendimientos, tanto en esta difícil sementera que, además, está siendo por lo general, más seca de lo habitual, como de cara a la fertilización de cobertera en primavera en los cultivos extensivos. A lo que hay que añadir las necesidades de fertilización de otros muchos cultivos.

A corto plazo, la medida más urgente de la CE va dirigida a los fabricantes europeos de abonos, que también tienen sus demandas y que no es que lo estén pasando bien. Para estos, Bruselas plantea que se le dé acceso prioritario al gas natural en caso de racionamiento.

En cambio, otras medidas urgentes solicitadas por los productores, como eliminar, aunque sea temporalmente, los derechos “antidumping” aplicados a ciertas importaciones de productos nitrogenados, que encarecen aún más la entrada de estos insumos en el mercado europeo, se encuentran con el muro de Bruselas, que argumenta que eso pondría en mayores dificultades a la industria europea, que está ya reduciendo su producción por el alto coste del gas. Los agricultores no pintan nada aquí.

En la Comunicación de la Comisión Europea, como era previsible, tampoco se establece ningún tipo de compromiso financiero que contribuya a aliviar la actual situación del sector agrario. No se cuenta con nuevos recursos presupuestarios y a lo más que llegó el comisario de Agricultura, Januzs Wojciechowski, es a la posibilidad de activar en 2023, pero si los Estados miembros lo solicitan, los fondos de la reserva de crisis de la PAC (unos 450 millones de euros) por segundo año consecutivo para financiar medidas excepcionales.

En la práctica, de acordarse esto supondría no devolver a los agricultores un dinero de la PAC que, previamente, se les ha restado para destinarlo a estos fines. Desvestir a un santo, para vestir a otro, nada que resulte novedoso en la ingeniería financiera a la que también nos tiene acostumbrados Bruselas.

Echar balones fuera

La Comisión anima también a los propios países para que si quieren (pero si pueden) den ayudas estatales “de minimis”, utilizando su capacidad financiera (España no es Alemania), puesto que el vigente Marco Temporal de Crisis, impulsado para paliar la pandemia de Covid-19, así lo permite (aunque muchos países no se lo puedan permitir o tengan otras prioridades).

Incluso Wojciechowski, en el colmo de la imaginación para echar balones fuera, planteó que sean las propias Administraciones públicas de cada país las que, por ejemplo, adquieran abonos a precios de mercado más competitivos para luego ofertarlos a los agricultores a precios más bajos, añadiendo la coletilla de que se repartan de manera razonable y no discriminatoria entre los agricultores. La verdad es que no nos imaginamos a Nadia Calviño o Luis Planas en esta tarea de intermediación.

También, como no podía ser menos, el comisario hizo referencia a otro posible/imposible: que los Estados miembros movilicen los hasta 140.000 millones de euros del límite máximo de ingresos de mercado de ciertos productores de electricidad y de la contribución de solidaridad, orientando estos fondos tanto a los consumidores intensivos de energía, como a los a fabricantes de abonos o a los agricultores. Nada, en cambio, se conoce de esto en nuestro país que se destine y vaya en beneficio del colectivo agrario.

Ya, en 2023, la CE pretende crear un nuevo Observatorio del mercado de fertilizantes para mejorar la transparencia de este insumo y organizará consultas regulares con las partes implicadas en el marco del Grupo de Expertos del Mecanismo Europeo de Seguridad Alimentaria, que se instauró hace un año por la crisis de Covid-19.

A medio-largo plazo, en línea con su Estrategia “De la granja a la mesa”, que era ya conocida en 2019, quiere fomentar un uso más sostenible de los abonos. Por ejemplo, impulsando más los denominados abonos RENURE (nitrógeno recuperado del estiércol), y que los agricultores recurran más a los fertilizantes orgánicos y reduzcan el uso de los abonos de síntesis química, minerales de origen fósil.

Gestión integrada de nutrientes

Para todo esto, Bruselas prepara un nuevo plan, a presentar a principios de 2023, que ya temen los agricultores, sobre la gestión integrada de nutrientes (nitrógeno-fósforo) para abordar la transición en el marco de la nueva PAC y flexibilizar en parte la Directiva de Nitratos en el corto plazo.

Este nuevo plan incluirá una serie de obligaciones (es decir, más costes) que la CE quiere que se pongan en marcha a más tardar en 2024, como que los servicios de asesoramiento agrícola utilicen una herramienta digital de gestión de nutrientes de cada parcela para recopilar datos relativos a los suelos o que se haga un estricto seguimiento y vigilancia de algunos parámetros, como la presencia de nitratos en las aguas subterráneas, y de indicadores de impacto en el marco de la nueva PAC.

Bruselas espera también que a este objetivo central de reducir la dependencia excesiva de los fertilizantes minerales por parte de los agricultores contribuya también la agricultura de precisión, la agricultura ecológica y el uso de leguminosas en la rotación de cultivos, en el contexto de los Planes Estratégicos nacionales de la nueva PAC.

Además de impulsar los abonos orgánicos y los nutrientes procedentes de residuos, la CE busca que, a más largo plazo, un mayor apoyo a la conversión de la industria europea de abonos nitrogenados a de fabricación de amoniaco “verde” (a partir de hidrógeno renovable, no fósil), con medidas adicionales que contribuyan a que este producto sea competitivo en el mercado durante la transición a una economía descorbonizada. También se pretende impulsar mucho más la producción de biometano a partir de subproductos o residuos agrícolas y ganaderos u otros, en la Unión Europea.

Lo urgente y lo importante        

Muchas de estas medidas planteadas en su Comunicación por Bruselas seguramente son muy importantes y pueden tener un impacto positivo a medio-largo plazo, pero cuando los Estados o el propio sector propusieron introducir urgencia en algunos cambios se toparon con el mismo muro. Esto fue así cuando, por ejemplo, demandaron que los denominados abonos “RENUERE” pudiesen utilizarse ya sin tener que respetar el límite de la Directiva Nitratos, que contempla un techo de 170 kg/ha en las zonas sensibles.

Aunque la CE se pronunció a favor de una mayor flexibilidad a corto plazo de los límites previstos en la citada Directiva, no propuso la aprobación de ninguna medida en concreto, a pesar de la urgencia que viene demandando el sector agrario en plena campaña agrícola.

Planteamientos de Bruselas al Consejo para que adopte suspender hasta finales de 2024 los aranceles a la importación de urea y amoniaco o peticiones para que los Estados miembros concedan ayudas estatales y garanticen el acceso al gas natural a los fabricantes de fertilizantes son insuficientes para contener la actual perturbación del mercado de estos insumos en la Unión Europea.

Tras la presentación el pasado 9 de noviembre de la Comunicación por Bruselas, el COPA-Cogeca afirmó que “la decepción es tan grande, como las expectativas creadas”, puesto que la CE “no aporta respuestas concretas a las carencias con las que se enfrentan ya los agricultores europeos”, en medio de un déficit de existencias (sobre todo de cara a la primavera de 2023) de los principales fertilizantes, cuyos precios se han triplicado en algunos casos, y cuyas consecuencias afectará a los rendimientos productivos, a la calidad y a las rotaciones de los cultivos y, en última instancia, a los precios de consumo y a la competitividad de las explotaciones agrarias. “Ninguna región del mundo, añadió esta organización, se enfrenta hoy a un aumento de precios de tal magnitud.”

Sin alivio a corto plazo

Christiane Lambert, presidenta del COPA, fue muy clara en sus críticas al Ejecutivo comunitario al señalar que “la CE niega a dar a los agricultores soluciones a corto plazo, poniendo en peligro la viabilidad de muchas explotaciones. Para los objetivos a largo plazo, la visión de la Comisión está clara y es conocida desde 2019, tras el lanzamiento de la Estrategia “De la granja a la mesa” y el resto de las propuestas ya se explicaron en la Comunicación de marzo”.

Estas medidas a largo plazo, añadió esta organización, “no aliviarán los efectos a corto plazo sobre la disponibilidad y asequibilidad de los fertilizantes para los agricultores.”

El COPA-Cogeca reitera su petición para que se amplíe la suspensión de los aranceles de importación a todos los fertilizantes nitrogenados y fosfatados, y que se facilite la logística y flexibilice la normativa para ello, como suspender el límite de 60 mg/kg de cadmio para los fertilizantes fosfatados, que permita la entrega de producto de países del Norte de África (Marruecos), en lugar de Rusia, así como derogar los límites de la Directiva de Nitratos y facilitar las normas administrativas para las importaciones.

Como señaló igualmente Ramón Armengol, presidente del Comité General de la Cooperación Agraria (Cogeca), “la CE pasa la pelota a los Estados miembros, a través de las ayudas estatales y los planes estratégicos de la PAC, lo que podría crear importantes distorsiones en función de la reacción de cada uno de los países.”

Primero la pandemia de Covid-19 y luego la crisis energética provocada en el marco de la invasión rusa de Ucrania han provocado un incremento récord del precio de los principales abonos minerales. Los nitrogenados eran ya en septiembre un 149% más caros que en ese mismo mes de 2021 y los fosfatados precios un 249% más altos en este mismo tramo interanual, lo que ha llevado a muchos productores a retrasar o a reducir sus decisiones de adquisición de fertilizantes para la temporada 2022/23. Y esto podría afectar a los rendimientos productivos y a la calidad de la próxima cosecha.

Qcom.es no se responsabiliza ni se identifica necesariamente con las opiniones expresadas por sus colaboradores, limitándose a convertirse en canal transmisor de las mismas