Redacción Qcom.es
Ya se cumplen 15 años desde la fundación de Torres China y ahora se consolida como la segunda importadora de vinos embotellados más importante de China. La mayor filial del Grupo Miguel Torres, con una facturación de 25 millones de euros en 2013, ha experimentado un crecimiento del 10% de sus ventas en valor durante el primer semestre de este año, en un entorno de fuertes caídas de las importaciones de vino que afectan al sector en general como consecuencia de las medidas de austeridad del gobierno chino.
A pesar de ello, Torres China vuelve a crecer tras conseguir mantener sus ventas en 2013, a diferencia de la mayoría de importadores, gracias a su solidez, amplia distribución en el mercado y menor dependencia del regalo institucional. En concreto, el gigante asiático es uno de los principales mercados de Mas La Plana, uno de los vinos más emblemáticos de Bodegas Torres, mientras que su vino icónico Sangre de Toro, que ha estrenado imagen recientemente con motivo de su 60 aniversario, es la única marca española que figura este año en el ranking de marcas más valoradas por los consumidores chinos que publica la revista asiática Food, ocupando la posición 17.
Torres China representa a más de 40 bodegas familiares de prestigio y su portafolio contiene más de 450 vinos de 14 países diferentes, además de otros productos como jamón ibérico de Joselito, el oporto Daw’s o el agua VOSS de Noruega. Emplea a 300 personas y cuenta con 8 oficinas y una red de 22 tiendas Everwines y otros puntos de venta repartidos por todo el país, así como tres establecimientos de restauración.
El resultado de una visión estratégica
Bodegas Torres fue una de las primeras compañías que apostaron por China como mercado emergente, en un momento en que la inversión extranjera era incipiente, a mediados de los noventa. Miguel A. Torres, presidente de Bodegas Torres y cuarta generación, fue el responsable del desembarco de la compañía en el país asiático, impulsando las primeras exportaciones en 1993.
En 1997, se constituyó una joint-venture con un socio local, porque así lo establecía la ley y era, además, la única manera de progresar en el mercado. A tal efecto, se creó una pequeña planta de embotellado.
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