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El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

Periódico Digital Qcom.es: El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

La apuesta saludable de la industria

El establecimiento a principios de 2005 de la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) por parte del Ministerio de Sanidad y de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), con la colaboración de la industria alimentaria, la distribución y la hostelería, marcó el hito necesario para impulsar la mejora de los hábitos alimenticios y la práctica regular de la actividad física, con especial atención a la prevención durante la etapa infantil y juvenil.

José M. Álvarez

A partir de ahí, el sector alimentario en conjunto, de la mano de iniciativas de las federaciones y asociaciones empresariales, de empresas individuales o en proyectos consorciados, de fundaciones, etc., ha ido dando pasos de importancia en esa dirección. Pasos que incluyen investigaciones para poner en el mercado productos con perfiles más saludables, colaboración con las administraciones involucradas, medidas de autorregulación, colaboración con centros tecnológicos y universitarios o actuaciones de formación y sensibilización –tanto interna como hacia los consumidores-, entre otras muchas.

Sin ir más lejos, acaba de firmarse la reformulación de PAOS, el Código de Autorregulación contenido en la Estrategia NAOS que establecía las reglas que rigen el desarrollo, ejecución y difusión de los mensajes publicitarios dirigidos a menores de 12 años.

Ahora, esa edad se amplía a los 15 años e incluye también internet, y, junto al Ministerio de Sanidad, AESAN y la industria representada por FIAB –firmantes del acuerdo en su día-, se suman otros sectores como la distribución (ANGED, ASEDAS y ACES), la hostelería (FEHR) y la restauración (FEHRCAREM), además de la Asociación para la Autorregulación de la Publicidad (Autocontrol).

Todo ello permitirá seguir apostando por la autorregulación, y profundizar en los avances satisfactorios en la mejora de la publicidad dirigida a este segmento de la población, especialmente sensible.

La industria fomenta la colaboración

La Federación Española de la Alimentación y Bebidas (FIAB), como representante del sector industrial, está abanderando numerosas iniciativas para colaborar con organizaciones y entidades relacionadas con la salud, desde diversos ámbitos médicos, informativos, etc.

Por ejemplo, ya en noviembre de 2011 firmó un acuerdo de colaboración con la Organización Médica Colegial (OMC) para desarrollar acciones conjuntas en materia de estilos de vida saludables, relacionados principalmente con la alimentación y la nutrición desde la perspectiva del fomento de la salud. y acaba de acordar con la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) el desarrollo de un Curso sobre Alimentación, Nutrición y Salud, dirigido a médicos y personal sanitario. Además, el año pasado, también hizo lo propio con la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) para desarrollar actividades en el ámbito de la nutrición y alimentación, como programas de liderazgo en nutrición y alimentación para jóvenes científicos en Iberoamérica, facilitando así su formación y entrenamiento.

Por otro lado, ha acordado trabajar conjuntamente con la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), por una comunicación responsable en el ámbito de la información sobre alimentación y salud, fomentando la rigurosidad, la precisión, y el uso de una base científica sólida a la hora de informar, un aspecto de esencial relevancia, ya que estas informaciones son una de las principales vías por las que los consumidores forman su opinión y decisiones sobre los alimentos y su dieta.

Asimismo, las empresas de la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (ASEMAC) están realizando importantes inversiones en I+D+i para la obtención de productos destinados a satisfacer a un consumidor más informado, exigente y comprometido con una dieta sana y equilibrada. Muestra de ello es el acuerdo firmado por todo el sector en año 2005 con el antiguo Ministerio de Sanidad y Consumo para la reducción en el porcentaje de sal utilizado en la elaboración de pan, que pasaría de los 2,2 g de sal por cada 100 gramos de harina hasta un máximo de 1,8 gramos de sal por cada 100 gramos de harina en un periodo de cuatro años, disminuyendo a razón de un gramo cada año. Además, esta reducción se ha llevado a cabo sin alterar las condiciones necesarias para la elaboración del pan.

Al igual que la FIAB, las organizaciones sectoriales de alimentación y bebidas también trabajan en la misma dirección. Por poner un ejemplo, la colaboración con la comunidad científica para promover la I+D+i en materia de alimentación y salud es una actividad estratégica para CONFECARNE, la confederación que representa al primer sector alimentario español, y las asociaciones que la forman, ANICE y FECIC.

La confederación cárnica colabora desde hace años con el Centro de Tecnología de la Carne del IRTA, AINIA Centro Tecnológico, el lATA, INIA, el Instituto del Frío, etc., en la información y sensibilización sobre las posibilidades y necesidades de reducir las cantidades de grasa y sal de los derivados cárnicos, y el estudio de dichas posibilidades mediante la investigación y desarrollo.

Y precisamente ANICE acaba de plantear dos iniciativas colaborativas, con VISAVET, una unidad de alto nivel científico de la Universidad Complutense de Madrid, y con ASINCAR, para la realización de estudios de diagnóstico sectorial (como la optimización en el uso de aditivos y conservadores en productos cárnicos, contenido en sal o grasas, necesidad de reformulaciones, etc.).

La promoción de hábitos de vida saludables

El compromiso con la promoción de estilos de vida saludables en el sector, colaborando con las administraciones públicas, o los proyectos netamente de investigación industrial, son una constante y nacen de diferentes fórmulas de participación público-privada, fundaciones, consorcios, empresas y centros de investigación.

Entre ellos, se pueden destacar, por su dimensión, el plan Havisa, promovido por la Fundación Alimentum y la AESAN, para sensibilizar e informar a la población del impacto positivo que tiene para su salud una alimentación equilibrada y moderada, junto con la práctica regular de actividad física. Participan en el plan 24 grandes compañías fabricantes, de todos los sectores, que representan más del 20% de la cifra de negocios del sector alimentario, y que incluirán durante este año mensajes en esa dirección en todas sus campañas de televisión.

Un buen ejemplo en el caso de proyectos de investigación industrial público-privada es el Proyecto SENIFOOD, que se ha desarrollado durante cuatro años por un consorcio de doce empresas del sector alimentario y tecnológico y 25 grupos de investigación de varios centros tecnológicos y universidades.

Los resultados alcanzados por el proyecto SENIFOOD tendrán a corto-medio plazo un impacto importante en la prevención de la desnutrición en personas mayores y contribuirán a una mejor calidad de vida y mayor esperanza de salud de este segmento de población por medio de la alimentación, mediante el conocimiento y diseño de alimentos específicos para las personas mayores, que a la vez que contengan compuestos funcionales, sean sensorialmente agradables y nutricionalmente aptos para prevenir patologías propias de las personas mayores o derivadas del envejecimiento

Otro ejemplo: la Plataforma Food For Life, liderada por FIAB, ha trabajado desde 2007 en el llamado Proyecto HIGEA, cuyo principal objetivo es introducir ingredientes en la alimentación para la prevención de problemas cardiovasculares. Para ello, se creó un consorcio multidisciplinar integrado por empresas alimentarias, compañías fabricantes de ingredientes, firmas de base tecnológica y grupos de investigación especializados, que ha permitido abordar con éxito el proyecto en todas sus fases.

Tras varios años de investigación, la cooperación entre todos los participantes ha permitido generar el conocimiento necesario para la obtención de ingredientes y matrices alimentarias que ayuden a prevenir la obesidad, la diabetes y los problemas cardiovasculares. Además, se ha conseguido validar y verificar científicamente las declaraciones funcionales de mejora y reducción del riesgo de estas enfermedades mediante la realización de estudios de intervención nutricional en humanos.

Empresas a la vanguardia

Por último, son muchas las empresas que –además de participar en proyectos colectivos en muchos casos- llevan adelante sus propias iniciativas en busca de alimentos más saludables. En este sentido, Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA) es una de las más activas. Ya en 2003 formalizó un acuerdo de colaboración con el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y Biópolis (la primera empresa creada por CSIC juntos con socios privados) para el desarrollar un nuevo producto lácteo innovador –ya en el mercado- que incorpora un probiótico que ha sido diseñado para mejorar la calidad de vida de los celiacos.

Otro caso es el de Berlys, cuyo departamento de I+D+i mantiene desde hace años acuerdos de colaboración con diferentes empresas privadas, instituciones públicas y entidades científicas y universitarias para el desarrollo de productos más saludables. En 2005 firmó un acuerdo con el Instituto de Ciencias de la Alimentación ICAUN de la Universidad de Navarra, del que surgió, por ejemplo, el lanzamiento en 2009 de una variedad rústica de pan a la que se añade sal yodada, en lugar de la sal común refinada habitual de la industria alimentaria.

Las inversiones en este terreno no son banales. ElPozo Alimentación, uno de los líderes del sector cárnico español, invirtió por ejemplo 7 millones de euros en 2012 en el área de I+D+i, en la que trabajan más de 50 personas, para seguir profundizando a través de sus investigaciones en cómo dotar a la carne y a los productos cárnicos de propiedades nutricionales mejoradas con el fin de que su consumo pueda suponer un beneficio adicional para la salud y el bienestar.

En concreto, gran parte de las tareas de investigación que desarrolla ElPozo se centran en el conocimiento de las sustancias bioactivas que, presentes de forma natural en la carne y los productos cárnicos, podrían ser de gran interés para la salud del consumidor por sus efectos, entre otros, antioxidantes, antihipertensivos o anticolesterolémicos, así como en la forma de potenciar la presencia de estas sustancias en sus productos.

Y trabajar en esta dirección no es cuestión de dimensión, sino de definición estratégica. Así, Frial, otra empresa cárnica, trabaja con la Universidad Autónoma de Madrid para desarrollar su gama de productos ‘Vidalim’, de bajo contenido en grasa pero con un alto contenido de omega-3, contenido reducido de sal y sin gluten ni lactosa. Y también tiene en marcha otro proyecto para desarrollar ingredientes bioactivos y alimentos para la salud a partir de productos del olivar, para incorporarlos a sus elaborados.

Otras empresas, como La Morella Nuts, lideran proyectos como INCOMES, que tiene como objetivo desarrollar una metodología estandarizada para la validación científica de alimentos e ingredientes con características saludables y funcionales que permita el establecimiento de alegaciones de salud. Este proyecto cuenta con la participación de diez empresas y 21 organismos de investigación e innovación.

Y para terminar, reseñaremos el trabajo de algunos de los grandes grupos alimentarios españoles, que destacan por sus iniciativas en este sentido, algunas –como los casos de Danone o Unilever- incluso reconocidas en los últimos Premios Estrategia NAOS.

Así, la Fundación de Educación para la Salud (Fundadeps) y el Grupo Panrico presentaron en mayo el Programa ANA (Alimentación, Nutrición y Actividad Física), una iniciativa que tiene por objetivo aglutinar diferentes agentes a través de un conjunto de acciones dirigidas a la promoción de esta cultura del equilibrio en materia de alimentación y actividad física.

Y el grupo Leche Pascual, y su Instituto Tomás Pascual, desarrollan numerosísimos convenios con diversas entidades científicas y universidades, incluyendo las Cátedras Tomás Pascual Sanz-Universidad de Navarra, Tomás Pascual Sanz-Universidad de Burgos, Tomás Pascual Sanz–CENIEH y Universidad San Pablo CEU-Instituto Tomás Pascual Sanz, en los ámbitos de la investigación, la formación y la promoción de una alimentación saludable.

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