La CE podría plantearse gravar los alimentos muy procesados

El comisario de Salud y Bienestar Animal, el húngaro Olivér Várhelyi, señaló el pasado 25 de septiembre durante su intervención en la Comisión de Salud del Parlamento Europeo que la Comisión Europeoa podría volver a plantearse crear un sistema fiscal que gravaran los alimentos altamente procesados, es decir, por ejemplo, con alto contenido de azúcar, grasa y sal, con el fin de contribuir a la financiación de la sanidad pública.

Respondía así a la pregunta  del eurodiputado Vlad Voiculescu (Renew) con respecto a cual era su posición sobre imponer impuestos que gravaran los alimentos altamente procesados, señalando como un asunto sobre el que se puede reflexionar en el marco del Plan de Salud cardiovascular de la Comisión Europea.

No obstante Várhelyi, incidió primero que "necesitamos contar con una buena herramienta de medición, porque hemos tenido estos debates y, en general, siempre terminan en una discusión ideológica sobre privar a las personas de poder elegir y sobre imponer condiciones a las industrias agroalimentarias, en lugar de proteger realmente la salud pública."

El comisario de Salud señaló, al respecto, que no se trataría tanto de limitar la disponibilidad de ciertos alimentos, que la gente quiere comprar, como de poder influir en las decisiones de compra, y creo que es es lo que deberíamos estar haciendo."

De aplicarse este gravamen fiscal, podría servir para financiar los programas existentes, en concreto el EU4Health, diluido en el fondo de competitividad que la CE presentó presentó el pasado mes de julio.

Estudio de la DG TAXUD 

En cualquier caso, no es la primera vez que la Comisión Europea aborda este polémico asunto. De hecho, incluso encargó un estudio, a través de la DG TAXUD y publicado en el pasado mes de mayo, para explorar este objetivo de aplicar un impuesto comunitario sobre los productos con alto contenido de grasa, sal y azúcar (HFSS), similar al que ya está vigente en algunos Estados miembros.   

Entre las conclusiones del citado estudio estaban que el gravamen de los alimentos poco saludables, como las bebidas azucaradas, puede ayudar a disminuir la prevalencia de las enfermedades no transmisibles (ENT).

Según este estudio, los fabricantes redujeron el contenido de azúcar en los refrescos tras introducir esquemas fiscales, mientras que los aumentos de precios también redujeron su consumo y alentaron un cambio hacia alternativas más saludables. 

Hasta el momento, unos once países de la UE, más la Comunidad Autónoma de Cataluña, han introducido alguna forma de tributación hacia este tipo de productos HFSS. Nueve de ellos (Bélgica, Croacia, Finlandia, Francia, Irlanda, Letonia, Países Bajos, Polonia, Portugal) más Cataluña, se centraron en la imposición a las bebidas azucaradas (SSB), mientras que Dinamarca grava otros productos altamente azucarados (helados, chocolate y productos de confitería) y Hungría grava tanto las bebidas azucaradas como otros productos HFSS. 

También Rumanía creó un impuesto especial sobre las bebidas azucaradas el 1 de enero de 2024 e Italia planificó crear un impuesto al azúcar en 2025 sobre las bebidas con más de 25 gramos de edulcorantes añadidos por litro, aunque la medida fue metida en el cajón por el actual Gobierno actual. 

De volverse a plantear por parte de la CE la posibilidad de crear una figura impositiva comunitaria a los productos HFSS, es de esperar una fuerte oposición tanto por los países que ya los aplican y que sirve para elevar la recaudación fiscal propia, como por los que aún no lo consideran.

También el "lobby" de la industria de alimentos y bebidas europea expresaría su oposición, ya que gravar este tipo de alimentos llevaría a alternativas de consumo más baratas y de mucha peor calidad a los consumidores, sin que se resolviera el problema. Además, el sector siempre se ha posicionado a favor de impulsar políticas de educación y de la moderación del consumo, frente a la prohibición y fiscalización de este tipo de alimentos, que no resolverían ningún problema de salud.