22 DE febrero DE 2023
Redacción Qcom.es
El presidente del Consejo sectorial de frutas y hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Juan Antonio González, mantuvo ayer martes un encuentro con el director de Mercados Agrarios de la DG AGRI de la Comisión Europea. En la reunión también participaron sus homólogos de las organizaciones de cooperativas del sector de las frutas y hortalizas, FELCOOP de Francia, Confcooperative de Italia y las Cooperativas Agroalimentarias de Bélgica.
Juan Antonio González trasladó su preocupación por la prohibición del uso de envases en la comercialización de las frutas y hortalizas. Esta medida supone una vuelta a la venta a granel de las frutas y hortalizas, cuya comercialización depende en gran parte de su capacidad de diferenciación y de aportar valor añadido. El presidente sectorial destacó el compromiso del sector hortofrutícola con la sostenibilidad de los envases y su gestión, como demuestra la innovación que han llevado a cabo las cooperativas en la utilización de formatos y materiales ecológicos.
Para los representantes del sector resulta inaudito y discriminatorio que la Comisión la haya tomado principalmente con este producto y no con otros bienes de consumo u otros procesos que hacen un uso mucho más superfluo de los envases. Los representantes de los tres países han pedido que la Comisión reconsidere el Reglamento que ha presentado y que se fijen unos objetivos y calendarios realistas que tengan en cuenta la viabilidad económica de los productores hortofrutícolas europeos. Al tiempo, solicitaron a la Comisión que paralice las iniciativas de ciertos EEMM (España, Francia) que se han lanzado a regular este aspecto por su cuenta, con el riesgo de obstaculización de las transacciones comerciales dentro del mercado único de la UE y fragmentándolo y provocando ineficiencias.
Respecto a la propuesta de nueva normativa sobre Uso Sostenible de Fitosanitarios, las cooperativas trasladaron el impacto negativo de reducir el uso en un 50% para la producción en la UE exponiendo que el estudio de impacto que la Comisión realizó fue antes de la guerra en Ucrania sin tener en cuenta el contexto actual de inflación y disrupción de los mercados. Además, expusieron los avances logrados en esta materia con la implantación de la lucha biológica o la producción integrada y la reducción en el uso de fitosanitarios estos últimos años. Solicitaron que, también en este caso, antes de imponer nuevas metas, las instituciones deberían tener en cuenta otros factores, como la lentitud en la autorización por la administración de métodos de lucha alternativos a los convencionales, la creciente exposición de las plantaciones europeas (especialmente las mediterráneas) a nuevas enfermedades y plagas, los efectos del cambio climático sobre las mismas, la necesidad de dotar al sector con instrumentos financieros de compensación de pérdidas grave de cosecha debidas a una enfermedad incontrolable.
Las tres organizaciones aprovecharon para recordar a la Comisión el agravio que supone que la UE solo imponga condiciones de producción sostenible a los productores europeos, pero se muestre muy permisiva con las producciones de terceros países lo cual perjudica gravemente a las explotaciones familiares europeas que asumen costes crecientes y pierden competitividad en el mercado comunitario frente a las producciones foráneas.
También los representantes de las cooperativas de los tres países trasladaron a la Comisión su apoyo a las normas de comercialización de la UE de frutas y hortalizas, dosier sobre el que la Comisión realizará una propuesta de reforma en marzo, su papel armonizador en el mercado interior y su posición a favor de reforzar el etiquetado de origen obligatorio como en los frutos secos y la eliminación de la obligación de etiquetar los tratamientos postcosecha en cítricos, algo que la normativa de la UE sólo obliga a estos productos.
Finalmente, expusieron durante la reunión la situación del sector y el mercado, en el contexto inflacionista y la presión a la baja del consumo, el incremento de costes a los que se enfrentan las cooperativas y sus socios, los diversos problemas (climáticos, fitosanitarios) que han sufrido las plantaciones últimamente y que han recortado las cosechas, así como la presión creciente de las importaciones de frutas y hortalizas desde terceros países. Pese a los incrementos relativos en los precios de mercado para la mayoría de las FH, la rentabilidad de las explotaciones está muy debilitada en muchas producciones, cuestión que no se refleja en la observación de los registros de las cotizaciones de las frutas y hortalizas.
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