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El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

Periódico Digital Qcom.es: El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

18 DE noviembre DE 2024

Responsabilidad en el desperdicio de alimentos

Jean-Baptiste Boubault, Country Manager de Phenix en España

El año en que la Asamblea General de Naciones Unidas designó oficialmente el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (IDAFLW en sus siglas en inglés) marcó un hito en la lucha por la sostenibilidad global. Esta designación, realizada en diciembre de 2019, supuso un compromiso global con la concienciación y sensibilización de la ciudadanía a favor de un futuro más eficiente y sostenible para todos.

La erradicación del desperdicio alimentario supone una responsabilidad ambiental, ética y económica. Debemos tener muy presentes los últimos datos ofrecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), que señala que un tercio de la producción alimentaria a escala mundial se desecha o desperdicia. Todo ello equivale a 3,3 gigatoneladas de CO2, que representan el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Por esta razón, la aprobación del proyecto de Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio alimentario emerge como una oportunidad única para abordar a nivel nacional este desafío global y supone a su vez para las empresas españolas una forma de avanzar en su compromiso con la sostenibilidad y la sociedad a la vez que logran optimizar la eficiencia de sus procesos.

Esta legislación -que prioriza el consumo humano de los alimentos, que se destinarán a la alimentación animal o a fines energéticos en segunda instancia- establece que se tendrá que contar con un plan de prevención de las pérdidas y desperdicio alimentario a la vez que promueve prácticas comerciales responsables, como la venta de productos visiblemente imperfectos o la promoción de alimentos de temporada y ecológicos. A su vez, los establecimientos de hostelería deberán facilitar la posibilidad de llevarse los alimentos no consumidos sin coste adicional.

Así, esta ley subraya que además de ser un problema ético y ambiental, también tiene un impacto significativo a nivel económico. Con las estrategias y herramientas adecuadas, las empresas podrán revisar y desarrollar nuevas formas de reducir significativamente el desperdicio alimentario en España, transformando los pasivos en activos y recursos optimizados.

Ahora que se cumplen cuatro años desde el primer Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos en 2020, observamos con optimismo todo lo que hemos avanzado y los desafíos que tenemos por delante. Ahora más que nunca, los agentes que ayudamos a optimizar el desperdicio de alimentos estamos ante una oportunidad única para guiar a las empresas en su compromiso con la ciudadanía y el medio ambiente, haciendo compatible la sostenibilidad y el desarrollo económico.

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