El futuro del presupuesto comunitario deslumbra la 'Visión'

Farm Europe. Think Tank sobre las economías rurales de la Unión Europea.

La "Visión" para la Agricultura y la Alimentación (en adelante "Visión") presentada el pasado 19 de febrero por el comisario Europeo de Agricultura y Alimentación, Christophe Hansen, pretende demostrar que la angustia de los agricultores, que culminó con una importante protesta hace un año, ha sido bien entendida en Bruselas.

Sin embargo, la forma en que este renovado mensaje político se traducirá en acciones concretas sigue siendo una pregunta abierta, especialmente a la luz de las preocupantes ideas presentadas inicialmente por la Comisión Europea sobre el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028-2034 y el presupuesto de la PAC.

La "Visión" presenta a los agricultores como empresarios y hace hincapié en la necesidad de priorizar los incentivos frente a las restricciones, así como en el reto estratégico que supone para Europa construir una auténtica soberanía agrícola mediante un enfoque renovado en la producción.

Este objetivo está directamente vinculado a los imperativos de sostenibilidad, la lucha contra el cambio climático y la innovación. Todas ellas son direcciones positivas que Farm Europe ha propuesto durante varios años.

También es un avance el énfasis puesto en la dimensión exterior, con la intención declarada de la Comisión Europea de garantizar la “reciprocidad” y la “adaptación normativa” entre los productos importados y los producidos en la UE.

Sin embargo, será necesario estar atentos a las medidas concretas que se adopten, que no deben socavar las normas de producción actuales de la UE, dados los considerables esfuerzos que ya han realizado los agricultores europeos para respetarlas.

El hecho de que la Comisión reconozca el papel esencial de la ganadería y anuncie una estrategia futura para este sector es un paso en la dirección correcta. No obstante, este trabajo debería llevarse a cabo en el seno de un Grupo de Alto  Nivel para evitar planteamientos desde arriba.

De la misma manera, se ha renovado el enfoque de los productos fitosanitarios, aplicando el principio de que la prohibición de su uso debe considerarse en función de la disponibilidad de alternativas. Este cambio tangible debe ir acompañado de una aceleración en la adopción de nuevas técnicas genómicas (NGT) y productos de biocontrol.

Por último, el documento destaca la dimensión alimentaria, reconociendo la importancia de la transparencia para los consumidores a través del etiquetado del origen de los alimentos y reforzando el vínculo entre alimentación, territorio, estacionalidad y tradiciones locales.

La advertencia sobre los alimentos ultraprocesados ​​es bienvenida, ya que se hace eco de numerosos estudios científicos sobre sus efectos nocivos para la salud.

Algunas preocupaciones importantes

Sin embargo, este documento de política también plantea importantes preocupaciones. Para establecer una dirección clara, la UE necesitaba declarar explícitamente la necesidad de aumentar de manera sostenible la producción para abordar los desafíos de la soberanía agrícola.

Se trata de un doble desafío: reposicionarse geopolíticamente en términos de seguridad alimentaria interna y externa y obtener suficiente autonomía estratégica para desarrollar de manera independiente su bioeconomía y alcanzar sus objetivos de descarbonización.

Además, en un contexto de gran preocupación entre los agricultores, falta una señal clara sobre el presupuesto de la PAC. Para reforzar la autonomía agrícola estratégica de la UE es necesario poner fin a décadas de recortes del presupuesto de la PAC. Es esencial un compromiso para compensar el impacto de la inflación, que entre 2021 y 2027 ha supuesto una pérdida de más de 85.000 millones de euros.

En este sentido, existen dudas sobre las intenciones detrás de la estrategia de focalizar la ayuda en “los más necesitados”, una frase que se ha utilizado con frecuencia como eufemismo para dar prioridad a las restricciones presupuestarias en lugar de a una visión concreta del futuro de las explotaciones agrícolas europeas.

Las subvenciones de la PAC representan más del 50% de los ingresos de los agricultores y, en algunos Estados miembros, más del 70%. Por ejemplo, un umbral de degresividad del 10% más allá de las 16 hectáreas solo generaría 3.200 millones de euros en pagos redistributivos.

Sin embargo, una medida de este tipo tendría efectos perjudiciales para muchas estructuras agrícolas clave para la producción europea, en particular en zonas ya vulnerables, donde las explotaciones se han visto obligadas a expandirse o consolidarse para controlar mejor los costes, compensar los bajos rendimientos y hacer frente a la presión de los precios agrícolas.