Informe Strohschneider: oportunidad perdida para dar una nueva dirección a "De la granja a la mesa"

El Grupo de Diálogo Estratégico puesto en marcha por la Comisión Europea ha entregado sus recomendaciones tras más de seis meses de trabajo.

Farm Europe acogió con satisfacción el lanzamiento de esta iniciativa, que brinda la oportunidad de abordar problemas apremiantes y dar forma a una visión para el futuro de un sector fundamental para la Unión Europea.

Sin embargo, las recomendaciones actuales del Grupo de Diálogo Estratégico se alinean con los esfuerzos anteriores de la Comisión, destacando:

a) Una sección económica en gran medida subestimada, además de reconocer los desequilibrios de la cadena alimentaria y sugerir una revisión de la reserva de crisis, sin detallar su tamaño o la integración de la gestión de riesgos.

Exige la financiación público-privada y la participación bancaria, centrándose en la formación, la investigación y la innovación, pero pasa por alto la necesidad de inversiones agrícolas.

La ayuda económica debe dirigirse a las pequeñas explotaciones, a los jóvenes agricultores y a las zonas con limitaciones naturales.

b) Un llamamiento para mejorar significativamente la dimensión medioambiental de la PAC y la distribución de la financiación asociada.

Las cuestiones relativas al carbono y un posible régimen de comercio de derechos de emisión para la agricultura se han aplazado para futuros debates, mientras que la competitividad europea sigue sin abordarse en gran medida.

c) Un llamamiento para reducir el consumo de carne en la UE a través de herramientas fiscales e incentivos financieros, con planes de extensificación, reducción de emisiones en la ganadería y reducción de personal sectorial.

d) Observar las incoherencias entre las políticas medioambientales y comerciales europeas, con un llamamiento esperanzador a futuras mejoras.

e) Se sugiere institucionalizar este grupo de diálogo estratégico, como un Comité consultivo para evaluar la coherencia de las políticas, aunque se necesita una mayor claridad sobre su papel frente a las responsabilidades de los colegisladores y la autoridad reguladora de la Comisión Europea.

En conclusión, después de seis meses de trabajo, persisten las preguntas sobre cómo planea la UE:

Aprovechar su agricultura para facilitar una transición económica exitosa (que requiere más de un 20% más de biomasa),

Garantizar la soberanía alimentaria,

Guiar la agricultura hacia un equilibrio entre la rentabilidad económica, la sostenibilidad y el rendimiento social en beneficio de los territorios de la UE.

Más allá de un compromiso, reafirmado con las nuevas técnicas genómicas, ¿marcan las recomendaciones del Diálogo Estratégico el comienzo de un nuevo capítulo europeo para una agricultura revitalizada de triple rendimiento? ¿Abordan las preocupaciones urgentes planteadas por los agricultores de toda la UE? 

El énfasis en la focalización de los recursos elude convenientemente la cuestión del tamaño de la asignación de recursos.

Las conclusiones del grupo se alinean con el enfoque de la Comisión saliente “De la granja a la mesa”, que se inclina hacia una mayor flexibilidad que aborda la renacionalización de la PAC.

La pregunta crítica sigue sin respuesta: cómo construir una política que prepare para el futuro en lugar de preservar el pasado, sin enfrentar a los sectores entre sí.

Un enfoque exitoso requiere estrategias sectoriales específicas, alejándose de las restricciones prescriptivas que conducen al decrecimiento hacia incentivos que promuevan la inversión y una modernización profunda en todos los sectores europeos.