Sí se puede

Horacio González Alemán. Director de Thoffood 

Los que me conocen pensarán que me he pasado al populismo de izquierdas o que me he declarado fan de Obama, … pero siento defraudarlos: ni lo uno ni lo otro.

Estaba reflexionando sobre la pérdida de competitividad, que arrastra en general la economia europea y en particular el sector agroalimentario, cuando me vino la imagen de la aceptación que en general atenaza a nuestras autoridades cuando se les hace ver esta realidad.

Es como si hubiera un velo de resignación que todo lo cubre e impide incluso hablar de ello –está mal visto hablar de 'cláusulas espejo', compensación, igualdad de tratamiento…los expertos enseguida te corrigen-.

Pero entiendo que no debe ser así. Si existe un problema como es el de la pérdida de competitividad de los productos europeos, el deber es abordarlo y no agotar el debate hasta encontrar una solución. Pero, sin embargo, se encuentran más “peros” que soluciones en este critico debate.

A mi juicio, existen vías para buscar posibles soluciones [1], y me gustaría compartirlas como contribución al debate. 

En la primera, parto de la idea de que el modelo comunitario tiene tres elementos que lo hace distintivo (y más caro): la seguridad alimentaria, las normas medioambientales y las laborales.

El conjunto nos identifica, pero también nos hace menos competitivo, especialmente en nuestro mercado natural, el europeo. 

La seguridad alimentaria es innegociable y debe exigirse el mismo rasero a todos por igual, ya sean productos europeos o importados; los estándares medioambientales y laborales por el contrario no pueden exigirse de igual forma a la producción importada, por contravenir las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Siendo esto así, si en vez de restringir las importaciones,. que no cumplan con estándares como el nuestro, optamos por un modelo de incentivación, quizás podamos avanzar.

Me explico: si se confirma que un país o productos x produce con un sistema equivalente o igual al europeo, esas importaciones podrían beneficiarse de reducciones arancelarias y/o incrementos de contingentes arancelarios sobre el tratamiento normalmente aplicable.

Es la misma teoria que se aplica al Sistema de Preferencias Generalizadas + (GSP +) , en otros ámbitos como los Derechos Humanos, la buena gobernanza,…nadie les obliga a acercarse al modelo de producción comunitario, pero el que lo hace tiene una recompensa en forma de mejor en el acceso al mercado de la UE.

Nadie puede tacharlo de discriminatorio porque se aplicaría a todos los países y productores de terceros países, y además seria bueno no solo para la UE sino para ese país y para el conjunto del planeta.

Estaríamos además bien posicionados para abrir el debate porque el actual régimen de SPG + debe renovarse en 2027.

Ajustes y fuga de carbono

En la segunda, se trataría de inspirarse en modelos que se aplican en otros sectores económicos y que podrían adaptarse al problema agroalimentario. Aquí viene al caso el CBAM (Carbon Border Adjustment Mechanism) de la UE, una medida de la Unión Europea para asegurar que las importaciones de ciertos productos tengan un precio del carbono equivalente al de la producción dentro de la UE.

Es un ajuste en frontera que crea una competencia más equitativa con empresas de terceros países, que no ajustan sus emisiones como lo hacen las empresas de la Union. Se trata además de prevenir la fuga de carbono, un fenómeno en el que las empresas trasladan su producción a países con normativas climáticas menos estrictas.

El mecanismo entró en un período transitorio en octubre de 2023 y los pagos financieros comenzarán en 2026, y aunque se ha cuestionado por algunos países en la OMC,  la doctrina acepta que puede aplicarse si se diseña dentro de la legalidad –no es discriminatorio, es transparente y proporcional-.

Sobre la base de este precedente, pues, podría establecerse un mecanismo similar para las empresas que exportan a la UE y que no cumplan con los estándares medioambientales con los que cumplen nuestras empresas productoras dentro de la UE.

En fin, dicho queda. No creo que haya apuntado ninguna boutade, pero aun así si sirven para animar al debate y encontrar soluciones, habré cumplido mi objetivo. Si queremos, podemos.  

[1] Ojo, digo varias vías, y digo posibles, no estoy pontificando.