20 DE mayo DE 2025
Cada uno de los huevos que se producen en Europa tiene el “sello de la casa” de su granja de origen. Es el código marcado con tinta alimentaria en su cáscara. El modelo europeo de producción aplicado al sector del huevo es un ejemplo pionero en trazabilidad alimentaria: un sistema que garantiza al consumidor el origen, la calidad y la seguridad de cada unidad que llega a nuestros hogares.
En ningún otro alimento básico la trazabilidad llega tan lejos. Es más, en cada granja puede haber diferentes gallineros, que los productores pueden identificar además de forma voluntaria con una letra al final del código del huevo. Es un esfuerzo adicional que obliga a clasificar por separado para identificar los huevos recogidos en cada grupo de aves. Así, cualquier problema que se detecte en un eslabón de la cadena permite a las autoridades ir al origen y comprobar si está ahí el origen de la incidencia y corregirla, si es el caso, con la mayor brevedad.
En la UE, cada granja está registrada y autorizada por la autoridad competente, y se le asigna un número único, que se imprime en la cáscara del huevo producido en la instalación. Además, los huevos circulan con documentos comerciales que complementan la trazabilidad (destino, lote, formato…).
Y si se trata de ovoproductos —como huevo líquido o en polvo— esa misma información viaja de forma documentada y transparente a lo largo de toda la cadena de suministro. El consumidor y las autoridades pueden así verificar en cualquier momento que el huevo procede de una empresa autorizada y cumple con todos los requisitos sanitarios y de calidad, algo que se puede confirmar fácilmente porque los profesionales del sector llevan registros de entrada y salida de las aves, de la alimentación, la producción de huevos, los destinos de los mismos, etc. Es la realidad de una producción de huevos moderna, tecnificada y segura, que se aplica en la UE y está en la vanguardia mundial.
Un sistema ágil, automatizado y eficiente
Este nivel de control no es casualidad, forma parte de un sistema eficiente, automatizado y altamente profesionalizado que conecta granjas, centros de embalaje y puntos de venta, para que el huevo fresco llegue al consumidor con todas las garantías y en tiempo récord.
En los centros de embalaje registrados, los huevos se clasifican por calidad (categoría A o B) y generalmente también por peso (S, M, L, XL). Los huevos de categoría A se marcan en la granja o en el centro de embalaje. Cuando se comercializan sin clasificar por peso, deben indicar en el envase el peso total mínimo por envase. El centro de embalaje registra obligatoriamente los huevos recibidos y la granja de origen. Y los huevos expedidos y su destino y tipo (clasificación por calidad y peso, en su caso). Es un sistema diseñado para ofrecer transparencia, frescura y seguridad.
Además, este año se implanta en España la comunicación obligatoria al Ministerio de Agricultura de los huevos clasificados en cada uno de los centros de embalaje durante un determinado período.
Una etiqueta grabada en la cáscara
Todos los huevos frescos llevan marcado en su cáscara el código del productor, con una altura mínima de 2 milímetros, perfectamente visible y legible. Este código no solo aporta información clara al consumidor, sino que es clave en el sistema de trazabilidad europeo. La información que aporte el código es la siguiente:
· El primer dígito indica la forma de cría:
o 0: Producción ecológica
o 1: Gallinas camperas
o 2: Gallinas sueltas en el gallinero (antes denominadas “gallinas en suelo”)
o 3: Gallinas en jaulas acondicionadas
· Las dos letras siguientes son el código del estado miembro : Lista completa de códigos de los países de la UE: DE, DK, EE, ES, FI, FR, GR, HR, HU, IE, IT, LT, LU, LV, MT, NL, PL, PT, RO, SE, SI, SK. (por ejemplo, ES para España, DE para Alemania, FR para Francia, etc.).
· Número identificativo de la granja, asignado por las autoridades del país donde se ubica. En España, se pueden añadir letras al final del código para identificar distintos gallineros dentro de la misma explotación.
Para Mar Fernández, directora adjunta de INPROVO, “La trazabilidad no es solo una herramienta técnica de control interno. Es, sobre todo, una garantía de confianza para los consumidores, y también para los productores. Porque ayuda a resolver cualquier posible incidencia con la mayor celeridad. Así se reducen los riesgos de imagen del huevo y de las empresas afectadas, y las pérdidas son mínimas. Conocer en todo momento el origen de cada huevo y su recorrido hasta que llega a la mesa es un ejercicio de transparencia que se ha convertido en el pilar fundamental de la seguridad del huevo europeo”.
De esta manera, en un momento en el que el origen de los alimentos preocupa cada vez más a los consumidores, el sector europeo del huevo demuestra que es posible combinar eficiencia, sostenibilidad y trazabilidad en un modelo de producción ejemplar.
Campaña “Los juegos del huevo”: Nuevos retos y juegos para conocer mejor el sector y el huevo
La Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos, INPROVO, coordina la campaña Los Juegos del Huevoque, durante los años 2023, 2024 y 2025, informa sobre el modelo de producción del huevo europeo1 y su importancia como parte de una dieta saludable por su gran valor nutricional2. La campaña se dirige a un público principalmente joven y propone actividades online basadas en el entretenimiento y el juego colectivo.
Durante este año 2025 habrá nuevos retos y juegos, que concluirán en un gran reto final el Día Mundial del Huevo. Las actividades se desarrollan en la página web www.losjuegosdelhuevo.eu y en las redes sociales Instagram y TikTok.
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