'Tenemos una importancia vital para la sociedad en ámbitos como la alimentación'

Qcom.es.- El último sábado de abril se celebra el Día Mundial de la Veterinaria, ¿cuál es el origen de esta profesión y por qué es tan vocacional?

Luis Alberto Calvo.- La profesión veterinaria es tan antigua como la humanidad. Los veterinarios hemos sido siempre una figura fundamental en la estructura social y el desarrollo económico de las distintas civilizaciones. En España, el gran paso hacia la profesionalización se produce en 1792, al fundarse la Escuela de Veterinaria de Madrid en el espacio que hoy ocupa la Biblioteca Nacional. Después, en el año 1847, pasa a llamarse Escuela Superior de Veterinaria, y se van creando otras Escuelas de Veterinaria en Córdoba, Zaragoza y León.

Nuestra Organización Colegial Veterinaria nace en 1923, tres años antes de que la profesión pase a considerarse estudios superiores, es decir, que precisamente este año cumplimos 100 años, y lo estamos celebrando como se merece una fecha tan significativa con un calendario de acciones cuya presidencia de honor ostenta el Rey Felipe VI.

Q.- ¿Cuál es el rol del veterinario dentro de la sociedad?

L.A.C.- Tenemos una importancia vital para la sociedad en ámbitos como la alimentación, las relaciones económicas y comerciales y la salud pública, que incluye a personas, animales y medio ambiente. Desempeñamos una labor primordial en el cuidado de los animales, pero realizamos otras muchas que son esenciales en nuestra vida diaria: funcionamiento de la cadena alimentaria, control sanitario de todos sus productos -tanto de origen animal como vegetal-, del abastecimiento de alimentos a los consumidores, del cuidado de la fauna silvestre y del medio ambiente y, cómo no, un pilar básico en asuntos de investigación y salud pública.

Q.- ¿Cuáles son las funciones de los médicos veterinarios?

L.A.C.- Los médicos veterinarios ejercemos una función clínica asistencial tanto con animales domésticos, como en las granjas con animales de producción, o con la fauna silvestre en centros de recuperación, entre otros. Prestamos una enorme atención a la función preventiva, que es la base de nuestra profesión, con planes adaptados a cada animal según sus características: especie, edad, hábitat...

Personas, animales y medio ambiente compartimos una misma salud, dentro del modelo One Health, por lo que prevenir enfermedades en los animales no sólo los protege a ellos, sino que protege a los humanos frente a enfermedades como la rabia o la leishmaniosis en el caso de las mascotas, o la salmonelosis o brucelosis, entre otras, en el caso de los animales de producción. Cada año surgen cinco nuevas enfermedades y el 75% de ellas son de origen animal. Es decir, ponen en riesgo la salud pública y frente a ellas, en primera línea de actuación, estamos los veterinarios.

Q.- ¿Cree que los veterinarios reciben suficiente reconocimiento?, ¿qué papel jugaron durante la COVID19?

L.A.C.- Uno de los principales errores que se cometió en la gestión de la pandemia fue ignorar a los profesionales veterinarios y nuestro potencial para arrimar el hombro ante un grave problema de salud pública para el que estamos sobradamente preparados. La gestión realizada fue muy deficiente. No se tuvo en cuenta en ningún momento la prevención y el tiempo de respuesta ante fue demasiado largo. Lo importante era tratar el agente y saber quiénes estaban enfermos y quienes estaban transmitiendo el virus, para frenar los contagios.

Debemos tener en cuenta que toda la cabaña ganadera española se analiza cada año mediante pruebas PCR. Los laboratorios de veterinaria están preparados para hacer millones de muestras, y tampoco se utilizaron con ese fin, como propusimos. Debemos aprender de los errores y estar preparados para próximas epidemias y pandemias, que llegará. La única forma es trabajar de forma conjunta con el resto de las profesiones sanitarias bajo el paradigma “Una Sola Salud”.

Q.- ¿Cómo están actuando los cuerpos veterinarios ante la tuberculosis bovina?

L.A.C.- Existe un Programa Nacional para la Erradicación de la Tuberculosis Bovina, con protocolos de actuación asociados que los Servicios Veterinarios Oficiales y los equipos de campo involucrados aplican de forma homogénea para el diagnóstico de esta enfermedad.  La detección de los últimos casos en Galicia y Asturias, zonas hasta el momento declaradas libres de enfermedad, confirma que el seguimiento y control, incluyendo el procedimiento de toma de muestras y de envío al laboratorio o la realización de encuestas epidemiológicas por parte de los servicios veterinarios, funciona.

Una vez detectado un foco, existen diferentes protocolos según el lugar y momento de detección: no es lo mismo una explotación que en un matadero. Según las circunstancias, los veterinarios aplican las medidas de control pertinentes para evitar la expansión de la enfermedad y los daños que ello conlleva y hasta el momento, los Servicios Veterinarios Oficiales están haciendo un trabajo serio con buenos resultados.

Q.- ¿Qué rol juegan los veterinarios para lograr el desarrollo de la Ley de Bienestar Animal?

L.A.C.- En todo momento nuestra postura ante esta Ley ha sido muy clara, pero una vez aprobada, no nos queda otra que reiterar a las administraciones que es indispensable la participación activa de los veterinarios para lograr su desarrollo reglamentario efectivo. Sin nuestros conocimientos y actuaciones es imposible mejorar el bienestar animal en la España del siglo XXI.

Los veterinarios debemos ser los responsables de cuestiones tan importantes como la eutanasia, la identificación obligatoria -esencial en la lucha contra el abandono- o la actuación como peritos en casos de maltrato. También debemos aportar mucho en formación en tenencia responsable y comportamiento animal.

Pero también es clave nuestro papel en la gestión de colonias felinas. Hay que apostar por la reducción y desaparición progresiva, y no por su mantenimiento, aun cuando se aplique el método CER, porque la calle no debe ser el hogar de ningún animal doméstico por los peligros para su propia supervivencia que la vida callejera representa.

Q.- ¿Cuál es su papel en la estrategia One Health?

L.A.C.- Los veterinarios somos los promotores del concepto “One Health”. Va en nuestro ADN y lo hemos aplicado durante siglos. Nosotros sabemos cuál es nuestro papel y cómo se debe trabajar para proteger la salud desde un punto de vista holístico. Pero ahora estamos en un momento decisivo: ya no solo es una cuestión de nuestra profesión, porque se ha demostrado que en un mundo cada vez más globalizado es imposible garantizar la salud pública sin tener en cuenta la sanidad animal y el medio ambiente.

Q.- Aunque aún es un concepto en desarrollo, ¿en qué consiste la figura del veterinario de explotación y por qué es tan importante esta formación?

L.A.C.- Es una figura que ha estado siempre en nuestra profesión y, de hecho, está en su propio origen. Va a ejercer una labor fundamental en lo concerniente al bienestar y estado sanitario de los animales, trabajando directamente con los ganaderos gracias a su presencia periódica en las granjas. Supone, por ello, una garantía más para el abastecimiento de productos de origen animal. No olvidemos que España posee una de las regulaciones más estrictas de Europa en explotaciones pecuarias. Las granjas y mataderos están sujetos a inspecciones diarias y auditorías periódicas por parte de los veterinarios para obtener las certificaciones de bienestar animal, además de supervisar todo el proceso de transporte.

Q.- Por último, ¿a qué retos se enfrenta el sector?

L.A.C.- Más que el sector, el reto lo tiene la salud pública. Las resistencias a los antibióticos, futuras epidemias y pandemias, la emergencia de enfermedades infecciosas, el cambio climático o las enfermedades no transmisibles son los principales retos a los que se enfrenta la salud en este siglo. Sin duda alguna, los veterinarios somos una pieza clave para prevenirlos, y llegado el caso, afrontarlos con solvencia y conocimiento, junto a otras profesiones sanitarias.