7 DE octubre DE 2024
Las recientes modificaciones aprobadas en el etiquetado frontal Nutri-Score continúa generando discrepancias en una parte de la industria alimentaria europea, que sigue insistiendo en demandar a la UE un único sistema armonizado, sin que por el momento haya avances.
El algoritmo de Nutri-score, actualizado este mismo año, penaliza más el contenido de azúcar y sal, diferencia entre productos refinados e integrales; limita los puntos para las proteínas de carne roja; mejora la nota del aceite de oliva, como había solicitado encarecidamente el sector oleícola y, por el contrario, empeora la de bebidas lácteas azucaradas, yogures bebibles aromatizados y bebidas edulcoradas, lo que ha llevado a la multinacional alimentaria Danone, entre otras, a estar en desacuerdo con dicha revisión.
Y Ello porque el nuevo algoritmo clasifica los lácteos bebibles y las alternativas vegetales en la categoría de bebidas, y desde el grupo galo se considera que ofrece "una visión errónea de su calidad nutricional y funcional", creando confusión a los consumidores al plantear diferentes puntuaciones para productos con propósitos nutricionales similares que solo divergen por su formato".
La multinacional Danone, que había sido una de las pioneras en adoptar de forma voluntaria el sistema de etiquetado frontal Nutri-Score en los envases de sus productos en Europa, ha decidido que, desde este mes, irá eliminando gradualmente dicho etiquetado de sus lácteos y vegetales bebibles.
Además, fuentes de la compañía solicitaron la adopción de un sistema armonizado de información nutricional interpretativa a escala comunitaria, que beneficie a todos los consumidores europeos, mostrándose abiertos al diálogo al respecto.
Por su parte, el Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (EREN), que dio forma al semáforo Nutri-Score junto a otras instituciones en Francia, criticó que Danone retire el logo de cinco de sus marcas, pero que sin embargo las conserve en otras con buena clasificación cuando le conviene a sus intereses.
EREN justificó los nuevos criterios del sistema porque el contenido de azúcar en yogures para beber, bebidas lácteas azucaradas y bebidas vegetales varía mucho entre las versiones sin azúcar y las muy azucaradas.
Por otro lado, la patronal europea de refrescos UNESDA criticó también el nuevo sistema, porque no incentiva la reformulación de bebidas y la innovación de nuevos productos con bajo contenido de azúcar o sin azúcar, rechazando la nueva penalización del sistema por la presencia de edulcorantes en las bebidas.
Igualmente, la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) defiende un sistema de etiquetado basado en el rigor y en la evidencia científica, que sea armonizado, universal y proporcionado y que, además, valore de forma rigurosa la composición del alimento y la importancia de la dieta en su conjunto.
Para evitar estas discordias, desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) se ha reiterado el llamamiento para impulsar sistemas de etiquetado armonizados a nivel europeo, dado que se ve como la única forma de asegurar que el consumidor, que cada vez demanda mayor variedad de productos, pueda acceder a un mismo sistema de información comprensible y completo".
División empresarial
A la espera de que la Comisión Europea presente su propuesta de directiva para adoptar un etiquetado frontal obligatorio en la UE, la división entre las empresas de la industria de alimentación y bebidas es un hecho en función de los intereses económicos de cada cual.
Así, mientras que el grupo Mondelez descarta su adhesión al sistema Nutriscore, ante la falta de convergencia de las distintas iniciativas y la falta de claridad jurídica en lo mercados, otros, como Nestlé lo lleva implantado en muchos de sus productos en la Unión Europea, con la intención de seguir haciéndolo al margen de los cambios e las calificaciones, teniendo en cuenta la evolución de las evidencias científicas y los últimos conocimientos sobre nutrición.
Falta de transparencia
Por su parte, la Oficina del Defensor del Pueblo Europeo, dirigida por Emily O'Reilly, se mostró crítica con la Comisión Europea por mala administración y la falta de transparencia en el acceso a documentos relativos a la legislación de la Unión Europea, relacionada con la información alimentaria para el consumidor en etiquetas como el sello NutriScore.
En declaraciones recogidas por la agencia EFE, señaló que "hemos encontrado mala administración en la Comisión Europea, con la denegación de acceso a documentos relativos a la legislación de la UE sobre información alimentaria a los consumidores Nutri-Score.
Por ello, desde esta Oficina se le insta a Bruselas a que dé pleno efecto a la jurisprudencia de la UE, que exige una alta transparencia para los documentos legislativos.”
Este comentario, además, va a acompañado de los hallazgos a partir de una queja recibida en noviembre de 2023 por falta de acceso público a ciertas informaciones, que fue introducida por la Organización No Gubernamental (ONG) "foodwatch international", al considerar que Bruselas había hecho desaparecer de su agenda una iniciativa para implantar ese tipo de etiquetas.
"La propuesta habría sugerido, entre otras cosas, una etiqueta nutricional obligatoria, armonizada y de aplicación en toda la UE y la investigación científica mostraba claramente que una etiqueta como Nutri-Score era el modelo más favorable a proponer", indicó esta ONG en un comunicado difundido este lunes, que defiende también firmemente la introducción de una etiqueta obligatoria y armonizada en el frente del envase de los alimentos y bebidas en toda la UE".
Según Suzy Summer, directora de esta ONG, “hemos perdido cinco años, por lo que es hora de que la nueva Comisión Europea tome las medidas pertinentes. Acusó a la Comisión de "falta de transparencia" y se preguntó si se debe a que el Ejecutivo pretende ocultar algo.
Esa etiqueta que clasifica los alimentos en función de su valor nutricional con letras de la A a la E fue diseñada por expertos de la Universidad de la Sorbona de París en 2014 y ha sido adoptado por países como Francia, España, Bélgica, Alemania o Portugal, en ocasiones de manera voluntaria.
Los críticos contra el sello, entre los que se cuenta parte de la industria alimentaria, argumentan que no está científicamente demostrado que el método de cálculo para establecer la información nutricional sea pertinente, mientras que sus valedores defienden que aporta información útil que puede ayudar a mejorar la dieta y la salud de los europeos.
La Oficina del Defensor del Pueblo señaló, al respecto, sobre su investigación que "la Comisión divulgó ciertos documentos relacionados con las reuniones, pero se negó a divulgar el borrador de la evaluación de impacto, la opinión de la Junta de Supervisión Regulatoria (RSB) y las actas de una reunión entre representantes de la Comisión y la RSB sobre este expediente".
En respuesta, la Comisión confirmó su posición de que no se podía conceder acceso a los documentos, alegando que su divulgación, incluso en parte, socavaría seriamente su proceso de toma de decisiones en curso debido a la presión externa que afirmaba que ocurriría.
La Oficina del Defensor del Pueblo subraya ahora que el comportamiento de la Comisión fue "inadecuado" e implicó "mala administración" porque existe "clara jurisprudencia que exige a las instituciones de la UE aplicar un estándar de transparencia particularmente alto a los documentos legislativos".
"Sin embargo, dado que era poco probable que la Comisión cambiara su posición en ese momento, el Defensor del Pueblo no formuló una recomendación y cerró el caso", aunque instando al Ejecutivo a "dar pleno cumplimiento a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE en el futuro, dada su primacía en la decisión sobre violaciones del estado de derecho".
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