3 DE febrero DE 2025
Pascual ha duplicado sus exportaciones en los últimos tres años, alcanzando los 70 millones de euros, con respecto a los 34 millones de 2022, y llega ya a 60 países, con previsión de seguir creciendo a doble dígito con proyectos en Filipinas, Marruecos, Angola y Centroamérica.
En un entrevista publicada este último fin de semana en la agencia especializada EfeAgro, el director de Internacional de la compañía, Tomás Meléndez, recordó que se cumplen tres años del Plan Estratégico de la empresa, que transformó sus 25 años de ventas al exterior en un modelo que incorpora la producción local en terceros países.
Según avanzó en sus declaraciones Meléndez, "una de las fases más importantes va a ser el desarrollo de Centroamérica. Hemos empezado en Guatemala y este año queremos producir en Honduras y en Panamá". De acuerdo a sus datos, de los 70 M€ de negocio internacional, que representa un 7 % del negocio global de la empresa que ronda los 1.000 millones de euros, el 80 % corresponde a yogures, un 5 % a bebidas vegetales y bifrutas, respectivamente, y el resto a otros productos.
La apuesta por la producción local tiene ventajas relacionadas con los costes y tiempos de transporte, la ausencia de aranceles y la disminución de stock "parado", y se ha traducido en dos líneas en Filipinas, una en Marruecos, tres en Angola y tres en Centroamérica, según Meléndez.
"Tenemos que estar en países en los que damos una propuesta de valor diferencial. En los que por las características del producto, que no necesita frio, podemos ser prácticamente el único yogur de Guinea-Conakry, donde la mayoría de la población no tiene acceso a la electricidad", señaló a la agencia.
Por el contrario, las dificultades aumentan en lo que va desde conseguir las licencias sanitarias a los permisos o a la adecuación de los procesos y los productos a las diferentes culturas.
"En los países emergentes quieren productos con más materia grasa, con azúcar, porque buscan la nutrición y son alimentos fundamentales en sus comidas", añadió.
"Europa es una señora vetusta; hay que pensar en los jóvenes que nos los países emergentes", ha apuntado, tras reflexionar que para ello son necesarios perfiles profesionales en Pascual que acepten retos en destinos nada habituales.
Para el futuro, subrayó Meléndez, no sólo se focalizan en aumentar mercados o líneas de producción, sino en una iniciativa llamada "vivero", con la que buscan preparar personas especiales, con talento y paciencia para los próximos proyectos, desde "country managers" a ingenieros o químicos, con tres idiomas, dispuestos a irse a vivir a Angola, a Luanda o a Filipinas". Personas que son de lejos lo más importante.
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