24 DE agosto DE 2013
Ricardo Migueláñez. Ingeniero Agrónomo.
El año pasado, la producción española de carne de porcino superó por primera vez la cifra histórica de 3,5 millones de toneladas. Esto supone un crecimiento que, aunque ligeramente inferior a los registrados en 2010 y 2011, confirma la senda de desarrollo de este tipo de carne tras el fuerte traspiés experimentado en 2009.
A su vez, la producción de carne de bovino prácticamente repitió sus volúmenes de 2011, alrededor de las 597.000 toneladas, solo un 1% inferior al año anterior, mientras que el ovino-caprino volvió a su tendencia descendente de años atrás, rompiendo la tímida recuperación de los dos ejercicios anteriores.
Quiere esto decir que, con unos sectores productivos cárnico-ganaderos tan desarrollados, y como en el caso del sector porcino, líderes a nivel mundial, la producción española es claramente excedentaria, y por ello, la exportación es tanto una necesidad como una oportunidad de desarrollo inexcusable para el sector.
Porque hay que tener en cuenta que el consumo interno está básicamente estancado y el mercado nacional presenta un acusado perfil de madurez desde hace años. Así, si el pasado año el consumo en el hogar del total de carnes solo progresó un 0,8% en volumen, pero cayó un 1,2% en valor, en estos momentos la tendencia se mantiene, porque, según los recientes datos del Panel de Consumo del Magrama para el año móvil hasta julio, el consumo doméstico de carnes casi no se movió (+0,2% en volumen), mientras que el gasto cayó un -0,6%.
España, cuarto productor mundial de porcino
La carne de porcino representa el 82,5% de las carnes de ungulados producidas en 2012 (el 61,6% de todas las carnes, si se incluye en el cómputo las procedentes de la avicultura y la cunicultura). Con ese volumen de producción, España se ha consolidado en los últimos años como cuarto mayor productor mundial de carne de porcino, solo por detrás de China (que produce el 49% de la carne de cerdo de todo el mundo), EE.UU. (que representa el 10%) y Alemania, y como segundo país europeo, por delante de Francia, Polonia, Dinamarca, Países Bajos y Bélgica.
Con esa radiografía sectorial, el sector se ha volcado desde hace años en los merados exteriores, una actividad que se ha intensificado en los últimos ejercicios, y los resultados son espectaculares, ya que se ha pasado de cero a una situación actual en la que las exportaciones de carnes realizadas por la industria española representan alrededor del 30% de la producción cárnica, aunque este porcentaje es solo del 8% de la producción de elaborados.
Económicamente, las cifras hablan por sí solas. El pasado año, el sector cárnico español exportó un total de 1,46 millones de toneladas de productos frescos, y 123.000 toneladas de productos elaborados, lo que representó unas ventas exteriores de 4.157 millones de euros, con un crecimiento del 14% respecto a los 3.644 millones de euros ingresados por las exportaciones en 2011, que a su vez habían crecido un 17,1% respecto a los 3.112 millones facturados en 2010.
Las exportaciones de carnes y despojos supusieron unas ventas de 3.278 millones de euros, de los que 2.333 millones corresponden a carnes de porcino (casi el 60% de las ventas totales del sector por exportación) y 485 millones a vacuno, mientras que los elaborados vendidos en el exterior facturaron 880 millones de euros, encabezados por jamones curados blancos e ibéricos (238 millones) y embutidos curados (300 millones de euros).
Con ello, el sector presenta una balanza comercial muy positiva, ya que si en 2010 la tasa de cobertura fue del 229% y en 2011 se elevó hasta un 283%, en 2012 fue del 345%, un dato que muy pocos sectores económicos relevantes pueden presentar, y que contribuye a paliar el tradicional déficit comercial de nuestro país.
La Unión Europea es el principal cliente
Por países de destino, la Unión Europea sigue siendo el principal destino, con casi el 80% del valor de las exportaciones. Francia es el primer cliente de carnes y productos cárnicos españoles, y representa la cuarta parte de ventas exteriores del sector, seguida de países como Italia, Portugal o Alemania. En las exportaciones a terceros países, hay mercados más consolidados junto a otros emergentes que van ganando peso. Pero por destacar los principales, serán Rusia –aunque en estos momentos en una situación de bloqueo de las exportaciones españolas en vías de solución-, EE.UU., Corea, China, Hong Kong, Japón, México o Brasil.
En todo caso, desde la industria señalan el comportamiento desigual de las exportaciones por tipos de producto y por destino. Así, en el periodo 2008-2011 las ventas de carne de porcino a la Unión Europea crecieron un 8%, y a terceros países progresaron un 56%, mientras que en productos elaborados crecieron un 17% a la UE mientras que descendieron casi en el mismo porcentaje a países terceros. Este talón de Aquiles, indican desde el sector, ha de hacer reflexionar sobre la necesidad de impulsar el comercio con estos mercados, fundamentales para los operadores españoles pero todavía con muchas trabas.
“Definitivamente, si queremos mantener sectores competitivos, que crezcan y que funcionen, hay que ser eficaces abriendo mercados y exportando, y en carnes estamos bien, pero en elaborados hay que mejorar”, indican en la asociación ANICE. Hay que tener en cuenta que es mucho más interesante exportar productos de mayor valor añadido. Tiran de toda la cadena cárnica.
Eficacia como país
Por ello, desde el sector constatan la necesidad imperiosa de ser más eficaces y eficientes como país y, para ello, disponer de un modelo eficaz de administración y gestión pública. Hay que tener en cuenta que cuando se abordan los mercados mundiales, no se compite solamente con las industrias cárnicas de otros países, sino que también se hace con otras Administraciones y Gobiernos que tienen modelos de gestión oficial distintos al español. Y para poder competir como país se necesita un modelo tan ágil y eficiente como el de nuestros mejores competidores, y si es posible, que lo supere.
A fin de asegurar la actividad exportadora y de participar con éxito en un comercio global complejo y muy competitivo, desde la industria solicitan la mejora de algunos aspectos claves como son la asignación de recursos por parte de la Administración al fomento del comercio exterior, la unificación de competencias administrativas con eficacia funcional y económica, la simplificación de los trámites de exportación, con el refuerzo de la Lista Marco de exportadores y la eliminación de obstáculos al comercio.
Una vez desmanteladas las trabas arancelarias en el comercio internacional a través de los acuerdos de la OMC, las barreras que levantan los países para protegerse de las exportaciones se basan fundamentalmente en argumentos de tipo sanitario. Por ello, los más altos niveles de control en la sanidad animal y en la producción de carnes y derivados es fundamental sobre todo en aquellos países y mercados muy significativos que tienen requerimientos diferentes a los de la Unión Europea.
La industria cárnica, un gigante poco conocido
La industria cárnica es el cuarto sector industrial de nuestro país, sólo por detrás de sectores de la dimensión de la industria automovilística, la industria del petróleo y combustibles y la producción y distribución de energía eléctrica. El sector tiene un tejido industrial constituido básicamente por algo más de 3.000 pequeñas y medianas empresas, repartidas por toda la geografía nacional. Con esta dimensión, la industria cárnica ocupa con diferencia el primer lugar de toda la industria española de alimentos y bebidas, representando una cifra de negocio de 21.164 millones de euros, más de un 20% de todo el sector alimentario español.
Esta cifra de negocio supone el 2% del PIB total español (a precios de mercado) y el 14% del PIB de la rama industrial, y el empleo sectorial directo de nuestras empresas, 83.310 trabajadores, representa igualmente más del 23% de la ocupación total de la industria alimentaria española.
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