25 DE noviembre DE 2024
Artículo de Farm Europe
La UE necesita urgentemente una estrategia sobre proteínas de origen vegetal. Sin embargo, este trabajo debe apuntar a aumentar la autonomía estratégica de la UE, no a crear atajos o discursos perezosos diseñados para favorecer intereses específicos en contra del sector animal de la Unión Europea. Ambos tipos de proteínas son complementarios y necesarios.
El Consejo de Agricultura y Pesca de la UE debatió en su última reunión estrategias en materia de proteínas. Es un hecho ampliamente reconocido que la UE se enfrenta a un déficit significativo en la producción de proteínas vegetales, y que es necesario abordarlo para satisfacer las necesidades tanto de alimentos como de piensos, al tiempo que se mejora la autonomía estratégica de la UE.
Sin embargo, el documento presentado por Alemania y Dinamarca es vago, en cuanto al nuevo concepto propuesto de “proteína verde”. Más que la ambición de autonomía estratégica de la UE, este concepto parece más alineado con la agenda de las proteínas alternativas. Esta agenda, a menudo promovida por algunas ONG y empresas globales, aboga por las proteínas sintéticas como solución primaria.
En este contexto, el debate agrícola se enfrenta una vez más a conceptos engañosos, que intentan oponer y dividir al sector en un momento en el que es necesario fomentar la complementariedad. En el documento presentado, el término “proteína verde” se utiliza como herramienta de marketing, basándose en afirmaciones no científicas y sin fundamento.
Verificación de los hechos:
1. El aumento de la producción vegetal europea: en las últimas tres décadas, el aumento de la producción vegetal europea ha sido impulsado en gran medida por el desarrollo de la industria de los biocombustibles. En la UE, existe una relación complementaria entre la producción de alimentos y la de biocombustibles, con más de 13 millones de toneladas de proteínas de alta calidad coproducidas por la industria de biocombustibles de la UE que valorizan las materias primas de la UE, incrementan la cadena de suministro de proteínas de la UE y reducen las emisiones del transporte.
2. Consumo de proteína animal: Contrariamente a lo que se afirma en el informe del Diálogo Estratégico, el consumo de proteína animal en la Unión Europea se ha mantenido estable y no ha disminuido. Según las últimas Perspectivas Agrícolas de la UE, se prevé que el consumo de carne aumente ligeramente en 2024 y alcance los 66,8 kg per cápita. Si se tiene en cuenta el desperdicio de alimentos, esta cifra se ajusta a las recomendaciones sanitarias internacionales de la UE y la OMS.
Por lo tanto, la Unión Europea debe ir más allá de las narrativas comunicativas vagas relacionadas con las “proteínas alternativas” en Europa y promover en cambio el derecho de los consumidores a elegir con conocimiento de causa entre fuentes de proteínas vegetales y animales y a comprender plenamente los procesos que hay detrás de cada producto, incluido el uso potencial de OGM, hormonas, antibióticos, factores de crecimiento, nivel de procesamiento e impactos energéticos.
La definición propuesta como “fuentes de proteínas alternativas a la soja o los productos animales convencionales” presenta el concepto como una varita mágica sin ninguna evaluación tangible sobre su capacidad para reducir el uso de la tierra, las emisiones y ser más respetuosos con la naturaleza y el medio ambiente.
Los responsables políticos deberían seguir los pasos del nuevo comisario europeo de Agricultura y Alimentación, Christophe Hansen, quien subrayó durante la audiencia en el Parlamento Europeo que “ es complicado imponer desde arriba quién tiene que comer qué… los productos cárnicos forman parte de una dieta equilibrada ”. Tanto las proteínas vegetales como las animales son complementarias y deben ser promovidas.
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