4 DE diciembre DE 2024
Guillaume Gandon, Presidente del Comité de Asuntos Económicos y Generales (EGAC)/Grupo COPA-Cogeca sobre la remolacha azucarera
La campaña de remolacha azucarera de este año se perfila como otra decepción para muchos productores europeos, excepto en algunas regiones.
Sin embargo, de nuevo la primavera, verano y otoño han traído condiciones climáticas desafiantes e impredecibles para muchos de nosotros.
Estos factores climáticos adversos han exacerbado las dificultades que existen actualmente para la adecuada protección de los cultivos de plagas y enfermedades en este cultivo, desafíos que son cada vez más estructurales.
El estado fitosanitario sigue siendo una cuestión prioritaria, ya que la presión de las malas hierbas, las plagas y las enfermedades sigue aumentando. Si bien el virus amarillo no ha causado demasiado daño esta temporada, si lo han hecho d forma significativa el SBR (Síndrome de Bajo contenido de Azúcar) y el RTD (enfermedad de la raíz principal gomosa), especialmente en el sur de Alemania.
Las enfermedades foliares, el mildiu y, en particular, la cercospora han sido especialmente graves en muchas regiones europeas donde ha habido precipitaciones excesivas.
¿El resultado? un contenido de azúcar extremadamente bajo en numerosos países, algunos de los cuales han registrado mínimos históricos, lo que ha reducido significativamente los rendimientos de azúcar por hectárea.
El aumento de la variabilidad en la calidad de la remolacha, los rendimientos de azúcar y los resultados regionales en toda la UE se están convirtiendo en una tendencia persistente.
Desde 2018, los productores de la UE han perdido más de 30 sustancias activas (AS) para proteger su remolacha azucarera.
Desafortunadamente, no han surgido alternativas efectivas, ya sean AS químicos de bajo riesgo, soluciones de biocontrol o prácticas innovadoras, para reemplazar estas herramientas críticas, a pesar de los extensos esfuerzos de investigación y desarrollo.
Los primeros resultados de la investigación sobre herramientas alternativas/estrategias combinadas no han sido exitosos.
Además, algunos Estados miembros también están agravando el problema de la disminución del conjunto de instrumentos de protección de cultivos, provocado directa o indirectamente por las restricciones de la UE, a través de medidas adicionales injustificadas o por la falta de concesión de autorizaciones de emergencia.
Menos protección fitosanitaria
Estos desafíos de protección fitosanitaria continúan afectando a los cultivos durante todo el ciclo vegetativo, aumentando los riesgos hasta la cosecha y más allá.
Es alarmante que este problema empeore, ya que más de 40 sustancias activas deberán renovarse a finales de 2027 y al menos 13 de estas sustancias es poco probable que lo hagan. Esto significa que para 2027, los productores de la UE solo podrán tener acceso a un puñado de herbicidas, insecticidas y fungicidas.
Al igual que con otros sectores agrícolas, revertir la disminución de la productividad requerirá un apoyo financiero significativo para la investigación y el desarrollo y nuevas herramientas efectivas, como las Nuevas Técnicas de Edición Genómica (NTG), que siguen sin estar autorizadas en la UE. Sin estas medidas, nuestra productividad seguirá cayendo.
No podemos aceptar restricciones sin soluciones. La disminución de la productividad y la calidad, combinada con el aumento de los costes de los insumos, significa menores ingresos para los productores y menor rentabilidad para los procesadores de remolacha.
Los precios récord en el mercado interno de la UE en 2023 habían ocultado este panorama general, pero no el duditativo estado de ánimo de los productores, ya que los precios están volviendo a colapsar. Cayeron más del 18 % de media en un mes, entre septiembre de 2024 y octubre de 2024, y del 26 %, entre octubre de 2023 y octubre de 2024.
Además, los costes de producción siguen siendo elevados y los anuncios de las empresas azucareras de reducir la superficie de remolacha en 2025 han mermado las expectativas.
El riesgo de otra crisis del mercado, de naturaleza similar a la de 2017-2020, cuando tanto los productores como los procesadores sufrieron pérdidas, se cierne sobre nosotros.
La última crisis puso de manifiesto la ausencia flagrante de redes de seguridad o de herramientas de gestión de riesgos. Esto debe corregirse, y necesitamos una red de seguridad y herramientas de gestión de riesgos revisadas y adecuadas en el Reglamento sobre la gestión colectiva.
Además, la Comisión de la UE parece ajena a la disminución de la productividad y la competitividad de nuestro sector. Desde 2018, el aumento anual del 1,5% en el rendimiento de azúcar por hectárea logrado en las últimas dos décadas se ha estancado. Dadas estas condiciones, la apertura constante del mercado de la UE a las importaciones ya no es sostenible.
Después de perder un acceso significativo al mercado del Reino Unido, están aumentando las concesiones a terceros países, incluso cuando el consumo de azúcar de la UE se estanca.
Sin embargo, la Comisión sigue tratando al sector como si pudiera absorber volúmenes interminables de azúcar de terceros países sin consecuencias. Y eso, sin hablar del 15% de las importaciones de azúcar de terceros países (es decir, principalmente de Brasil), que ingresan a nuestro mercado todos los años fuera de la OMC, fuera del acuerdo preferencial, sin aranceles y sin reglas de origen (Régimen de Tráfico de Perfeccionamiento Activo).
Importaciones no sostenibles
Desde 2001, se han concedido importaciones de azúcar libres de derechos y de contingentes a los países ACP/PMA, y se han incluido más contingentes comerciales (TRQ) en cada nuevo tratado de libre comercio, ¡sin compromisos exigibles en materia de sostenibilidad! El acceso creciente automático al mercado de la UE se otorga a los países de América Latina cada año y de manera indefinida.
Todo ello sin compromisos firmes y exigibles en materia de sostenibilidad por parte de estos socios. Este enfoque es imprudente e irrespetuoso con los productores de la UE.
Nuestro sector necesita la introducción de “cláusulas espejo” en los acuerdos comerciales. En este contexto, el acuerdo del Mercosur es simplemente inaceptable.
Además de los desafíos, las excepcionales medidas comerciales autónomas (ATM) para Ucrania han desestabilizado aún más el mercado. En 2024/25, las importaciones de azúcar ucranianas aumentaron a 25 veces el contingente arancelario original, gran parte de ellas indocumentadas o informales, inundando el mercado de la UE y causando graves interrupciones, especialmente en los países vecinos.
Si bien la cláusula de salvaguardia del Reglamento sobre ATM ayudó a evitar el desastre, no evitó impactos significativos en los precios, lo que obligó a los productores de la UE a reducir la superficie de remolacha para el próximo año.
Hay que poner fin a esto; Los productores de remolacha de la UE no pueden asumir los costes de esta guerra. Las instituciones de la UE deben revisar con cautela el ZLCAP UE-Ucrania. Las diferencias estructurales entre las explotaciones familiares de la UE y las explotaciones agrícolas de Ucrania, junto con las disparidades en los estándares de producción, crean un campo de juego desigual.
Es necesario un enfoque muy cauteloso, manteniendo el contingente arancelario de importación de azúcar del actual ZLCAP UE-Ucrania para evitar penalizar aún más a los productores de remolacha de la UE antes de la adhesión de Ucrania a la UE.
Por lo tanto, para mí está claro que las recientes decisiones de la UE han debilitado la competitividad y la sostenibilidad del sector de la remolacha azucarera de la UE.
Desde 2017, 15 fábricas de azúcar de remolacha han cerrado y alrededor de 27.000 productores de la UE han dejado de cultivar remolacha azucarera.
Desde la reforma de 2006, las cifras son aún más alarmantes: 104 fábricas han cerrado y 200.000 productores han abandonado el sector.
Si no se modifican las políticas de la UE, incluidas las reflejadas en la próxima Visión de la Agricultura de la UE, esta tendencia continuará.
Nuestros mensajes deben ser tenidos en cuenta, o las consecuencias serán devastadoras para el sector de la remolacha azucarera de la UE.
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