3 DE noviembre DE 2025
Robert Savé. Investigador Emérito del IRTA
La Organización Internacional del Vino (OIV; https://www.oiv.int/es/press/12-meses-12-resoluciones-la-definicion-del-vino) describe en 1928 al vino como el único producto que proviene de la fermentación alcohólica del zumo de uva fresca.
Esta definición se concreta por la OIV (1973) diciendo, que el vino es, exclusivamente, la bebida resultante de la fermentación alcohólica, completa o parcial, de uvas frescas, estrujadas o no, o de mosto de uva. Su contenido en alcohol adquirido no puede ser inferior a 8.5°.
A su vez, el vino es considerado un alimento tal y como expresa la Ley 24/2003 del 10 de junio de la Viña y el Vino (https://interprofesionaldelvino.es/la-dieta-mediterranea-que-incluye-el-consumo-moderado-de-vino-considerada-muy-saludable-por-un-informe-de-la-oms/ ) en el contexto de la Dieta Mediterránea.
Sin embargo, diversos estudios auspiciados y controlados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), concluyen en 2020, que su ingesta causo 111.300 nuevos casos de cáncer en la Unión Europea (UE), y el coste de estas muertes prematuras solo por cánceres relacionados con el alcohol alcanzó los 4.580 millones de euros en toda la UE, a los que deberían incluirse los costes asociados a las hospitalizaciones, las lesiones, la violencia y la pérdida de productividad (https://publications.iarc.who.int/Book-And-Report-Series/Iarc-Handbooks-Of-Cancer-Prevention/Alcohol-Policies-2025).
La Unión Europea es el mayor consumidor de alcohol mundial, y donde el cáncer es ahora también la principal causa de muerte.
A esta difícil situación, ser generador de salud al ser alimento y causa de enfermedad, por el alcohol que contiene, ya que incide en toda la amplia cadena humana, que va desde el agricultor hasta el consumidor, debe añadirse, que el sector vitivinícola está en una situación compleja, que se complica con situaciones imprevistas y actuaciones poco afortunadas.
Así la realidad climática asumida, pero no afrontada, un mercado interior y exterior sometido a fuertes presiones y regulaciones, un consumo que busca lo que no hay y no acepta lo que se ofrece, hacen que la crisis sea importante (https://interprofesionaldelvino.es/el-vino-espanol-en-riesgo-ante-la-amenaza-de-guerra-comercial/ ; https://www.vinetur.com/2024072580944/la-crisis-climatica-pone-en-serios-problemas-al-sector-vitivinicola-espanol.html ), y en consecuencia la búsqueda de soluciones a la misma, un gran esfuerzo a todos los niveles del sector vitivinícola (https://www.ptvino.com/wp-content/uploads/2025/05/AGENDA-ESTRATEGICA-DE-INNOVACION-2025-2027.pdf).
Vinos desalcoholizados
Entre estas soluciones, se encuentran los vinos desalcoholizados desde hace años, con productos de una gran calidad y trazabilidad, pero que generan controversia en su propia definición y aceptación (https://spanishwinelover.com/hay-futuro-para-el-vino-sin-alcohol-en-espana; https://share.google/BOEMIvacGochPJxHc ).
Considero, que las mismas de generan, porque se pretende ofrecer lo que no es, simplemente siguiendo las definiciones de la OIV, antes citadas.
Cierto es que donde dije digo, digo Diego, pero el vino y sus derivados, es uno de los pocos productos agroalimentarios, que basan parte de su calidad y valor añadido en unas premisas, pienso que irrenunciables, asociadas al terreno, al paisaje, a la cultura, a la población.
Los productos vínicos desalcoholizados son una gran alternativa al consumo sin riesgos, al brindis como acto social sin limitaciones ideológicas, a nuevos tipos de consumidores y, son una alternativa más para los consumidores.
Es importante publicitar, informar, pero sobre todo formar desde el conocimiento, explicando que estos productos son consecuencia de las preocupaciones e interés del sector para seguir ofreciendo a los consumidores uvas y vinos avalados por un territorio, una manera de hacer, ofreciendo siempre calidad y la máxima seguridad posible, de acuerdo con las normativas vigentes, para un producto alimentario.
Además de acuerdo con la definición de salud desarrollado por la OMS en su acto constitucional de 1947, y aun mantenido en la actualidad, “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, nos hace ver que la alimentación y la salud son temas socialmente demasiado complejos, como para ser tratados sin una visión holística, ya que sin este enfoque, promueven complicaciones de todo tipo e intensidad (https://vadevi.elmon.cat/opinio/el-vi-tambe-es-salut-127633/).
Son una opción, que puede ser una solución, pero nunca es y será la solución a las distintas tesituras, variables en el espació y el tiempo, a las que esta y estará sometido el sector vitivinícola, clave para mantener población, actividad socioeconómica, paisaje resiliente, cultura.
Foto: www.petitceller.com
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