1 DE octubre DE 2024
Creo que esta frase es de Josep Pla cuando vio por primera vez Nueva York, completamente iluminada, desde Manhattan, expresando así su impresión no solo sobre el fantástico panorama de la ciudad, sino también sobre el inmenso coste energético del despliegue.
Me vino esta anécdota a la memoria después de relacionar estas semanas atrás tres temas del mayor interés: el informe Draghi; el inicio de los debates sobre el futuro Marco Financiero Plurianual de la Unión Europea, y la apertura de negociaciones para la adhesión de Ucrania al club comunitario. Aquí todo el mundo tiene propuestas interesantes, pero lo que nadie dice es cómo se van a pagar, …ni su incidencia sobre el agro.
En el primero, Draghi no hace alusión directa a la agricultura, pero critica como desfasado un presupuesto en el que más del 30% se dedica a la Política Agrícola Común (PAC) y pide multiplicar por cinco el límite de gasto de la UE si queremos seguir estando a la cabeza de las economías mundiales.
En el segundo, la pelea no ha empezado en cuanto a la asignación de las prioridades presupuestarias – Seguridad y Defensa piden paso- , pero nadie cuestiona aún el límite del 1% del PIB como tope de gasto de la Unión.
En el tercero... tampoco nadie ha dicho nada (aún), pero la carga de profundidad es a mi juicio la más grande de todas, al menos para la agricultura comunitaria.
Sin ánimo de ser exhaustivo, me voy a permitir apuntar algunos hechos de relevancia en la relacion UE – Ucrania que sostiene mi comentario.
Así, seguir con un sistema de toma de decisiones como el actual, con Ucrania dentro, sería imposible. Ya de por sí el modelo es complejo, de manera que si incluimos uno o varios Estados miembros más se bloquearía.
El coste de la preadhesión será no menor (pensemos solo en desminar y en la reconstrucción del país…). Actualmente Ucrania se lleva 50.000 millones de euros en apoyo, mientras que el resto de candidatos (8) a la adhesión al club de la UE tiene atribuidos 14.000 millones de euros.
Si a estos importes le sumamos los años necesarios para adaptar su modelo al comunitario (algunos informes hablan de 2035), las cuentas se complican.
La estructura de la agricultura ucraniana y, sobre todo, su potencial, es algo que no tiene comparación con la de la Unión Europea. Baste con decir que la Superficie Agraria Útil (SAU) de Ucrania es de 42 millones hectáreas (Francia cuenta con 26,5 Mha y España, con 23 Mha), y el 48,8 % de sus explotaciones tienen nada menos que entre 1.000 y 5.000 hectáreas. Es seguro que con Ucrania seríamos una gran potencia global, pero ¿a qué coste?
Siguiendo el modelo actual, Ucrania habría de recibir entre 10.000 y 12.000 millones de euros de ayudas PAC por año (Francia, primer perceptor en la actualidad, cobra 9.500 millones). Esto nos lleva directamente a cuestionar el actual modelo PAC de ayuda por hectárea – saltaría por los aires –, y nos obligaría a plantear una reforma profunda antes de la adhesión de este país.
Para aquellos que quieran profundizar sobre todos estos temas, recomiendo dos lecturas:
“El futuro del marco financiero plurianual de la UE: desafíos y oportunidades en un contexto geopolítico volátil”, de Ximena de Saja Ximena-Marco-financiero-plurianual-final-26.7.24-1.pdf (thoffood.com) , y
“The Ukranian Agricultural Sector: Overview and challenges in Light of Possible European Union Enlargement” , de Regnier /Catallo - IDRI https://www.iddri.org/sites/default/files/PDF/Publications/Catalogue%20Iddri/Etude/202406-ST0324-ukraine%20EU.pdf#:~:text=The
En suma, nada es imposible, tampoco la adhesión de Ucrania a la Unión, pero quizás la agricultura debería empezar a afilar el lápiz, porque se juega mucho en este envite.
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