5 DE diciembre DE 2024
La 19ª sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) eligió a la sidra asturiana en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad 2024.
Según la Unesco, la cultura sidrera asturiana hace referencia a los espacios y procesos de elaboración, servicio y disfrute de la sidra natural en la región de Asturias.
Esta bebida es símbolo de identidad local y se crea a partir de la fermentación del mosto de variedades de manzana autóctonas.
En Asturias, el gusto por la sidra se considera la encarnación de la relación entre las comunidades rurales y su entorno.
Los huertos de manzanos son un rasgo característico del paisaje asturiano y la sidra ocupa un lugar destacado en las prácticas culturales y en el vocabulario popular asturiano.
Con el tiempo, la sidra se ha convertido en una seña de identidad que representa a Asturias en todo el mundo y en torno a la que desde hace siglos se han generado unas prácticas sociales, rituales, tradiciones y eventos que se transmiten de generación en generación y que han conformado toda una cultura única que ha sido capaz de sobrevivir a los embates de la sociedad de consumo.
Cultura asociada
Esta cultura, asociada a paisajes, oficios, música y, sobre todo, al tradicional escanciado, es reconocida ya desde el pasado 4 de diciembre Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconocimiento otorgado por la Unesco, dentro de las 58 candidaturas aprobadas.
Según datos estadísticos, Asturias registra el mayor consumo de sidra por persona del mundo y su gente mantiene tal grado de identificación con esta bebida que hace que toda la cultura y tradiciones que lleva asociadas desde hace siglos se mantengan vivas y no hayan sucumbido frente a una sociedad de consumo que arrasa con muchos productos tradicionales.
La sidra aparece ya citada en Asturias en la diplomática medieval desde el siglo VIIIl y tanto el cultivo del manzano como la técnica de la elaboración de la bebida eran conocidas antes. Algunos expertos remontan a unos 2.000 años.
Asturias busca con esta distinción posicionar la característica bebida tradicional elaborada a partir de la manzana dentro del escaparate gastronómico mundial y aprovechar este tirón para fomentar el turismo hacia una región cada vez más visible y más demandada, y fortalecer la protección de una producción y de un patrimonio del que emanan reuniones sociales y culinarias como las que fomenta la espicha.
La Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias cuenta con 31 llagares, que comercializaron durante el pasado año cerca de 4,5 millones de litros, de los que el 82% se canalizaron a través del sector hostelero y el 9% restante directamente a través de los propios llagares.
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