15 DE enero DE 2021
Redacción Qcom.es
España, a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha decidido sumarse a la Declaración de Ambición 2025 del Partenariado de la Declaración de Ámsterdam, con el fin de unir esfuerzos para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y del Plan Estratégico de las Naciones Unidas sobre los bosques.
Tras varias peticiones por parte de la Fundación Española del Aceite de Palma Sostenible, en las que se animaba al Gobierno a su adhesión a este compromiso, por fin, nuestro país se integra en el partenariado junto a los otros ocho países europeos que ya formaban parte de la Declaración de Ámsterdam: Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Noruega y Reino Unido) y el recién incorporado Bélgica.
La Fundación Española del Aceite de Palma Sostenible trabaja para impulsar la sostenibilidad y evitar la deforestación, promoviendo medidas para que todo el aceite de palma importado y consumido en España esté certificado como sostenible.
Por este motivo, comparte los avances de la Unión Europea en la lucha contra lo que se ha calificado como “deforestación importada” y valora positivamente que se busquen soluciones para minimizar el impacto a través de propuestas legislativas europeas y el compromiso de las empresas y del resto de agentes sociales. El cultivo del aceite de palma es extremadamente eficiente, requiere hasta nueve veces menos tierra que otros cultivos aceiteros y necesita menos pesticidas, fertilizantes, agua y energía que otros cultivos oleaginosos. Las plantaciones de aceite de palma son perennes y producen aceite todo el año. Crecen en suelos donde otras plantas no podrían, además su producción es más barata que otros aceites vegetales, debido a su alto rendimiento por hectárea, por lo que es un ingrediente difícilmente sustituible.
En base a esta argumentación, prohibir o sustituir el cultivo de aceite de palma por otros no es realista ni es una opción que evite la deforestación, teniendo en cuenta la creciente demanda mundial de aceite vegetal (es el más consumido del planeta) y el alto grado de productividad de la palma. Al contrario, conllevaría una mayor pérdida de hábitats naturales y aumentaría notablemente el total de tierras empleadas para producir suficiente aceite vegetal para satisfacer una demanda que crecerá inexorablemente hasta 2050. Lo que sí es necesario es impulsar su producción sostenible, con prácticas de cultivo de calidad y con uso de plantas certificadas.
El vehículo para lograr que se realice de este modo, hablando en términos políticos, es la Declaración de Ámsterdam, que supone un compromiso con el que lograr que la cadena de suministro del aceite de palma de Europa sea totalmente sostenible.
Horacio González-Alemán, asesor de la Fundación Española de Aceite de Palma Sostenible, señala al respecto: “Es una gran noticia que por fin el Gobierno haya entendido la importancia de sumar esfuerzos y se haya decidido a asumir el liderazgo, junto con otros países europeos, para conseguir la plena sostenibilidad. Nos ponemos a disposición del Ministerio para contribuir a reforzar el compromiso de todos los agentes involucrados y con otros sectores, pero no ayudan gestos como el que la propia Ministra, Teresa Ribero, nos bloquee nuestra cuenta de Twitter. El debate es necesario y como actores por la sostenibilidad, seguimos con la mano tendida para promover iniciativas eficaces y consensuadas”.
Qcom-es © 2025 | Todos los derechos reservados