25 DE noviembre DE 2024
La FUNDACIÓN TRIPTOLEMOS y ALACCTA (Asociación Latinoamericana y del Caribe de ciencia y tecnología de los alimentos) con la colaboración del IUFoST, del IICA, ACTA y Sochital celebraron la jornada online “Webinar entre los dos continentes: la controversia sobre los alimentos ultra-procesados”, que contó con la asistencia de más de 260 participantes de 14 países. Participaron expertos de diferentes países y se enfocó el tema desde una perspectiva multidisciplinar: juristas, nutricionistas, consumidores y tecnólogos. Le siguió un intenso debate.
Se desconoce si la población entiende el significado y alcance del término. Pero la confusión es tal que el consumidor en general no quiere consumir “alimentos ultra-procesados”, sin saber definir con exactitud cuales o qué son.
Se da una paradoja en el concepto de alimentos “ultra-procesados”. Por un lado, no existe una definición objetiva, rigurosa y consensuada, y por otro, su uso está muy extendido en la sociedad, en los medios de comunicación, las redes sociales, entre los consumidores, en la comunidad científica, en los sanitarios e incluso en la propia administración.
La problemática radica en que el uso del término “ultra-procesado” en el marco de estudios de salud pública vinculados a enfermedades no transmisibles (diabetes tipo 2, obesidad, etc.), se ha hecho eco entre los consumidores con el impacto que ello tiene en sus conductas de compra y consumo. La mayoría de estos estudios tienen niveles de calidad (credibilidad) y grados de evidencia, bajos o muy bajos, por lo que se ha sugerido que no se deben realizar recomendaciones en materia de nutrición con estudios poco concluyentes, y así no alarmar a la población. Se comentó que los productos que están en los lineales cumplen con la legislación vigente.
Para transmitir mensajes equilibrados a la sociedad que generen confianza es necesario reducir la brecha entre los expertos en salud pública y en ciencia y tecnología de alimentos y nutrición.
Se evidencia la necesidad de concretar los parámetros y las tecnologías que permitan definir las características del proceso en función de la composición final, según criterios científicos, no económicos, ni emocionales. Así como hacer referencia a las frecuencias y cantidades de consumo.
Es importante tener en cuenta que en la gran mayoría de países no existe una norma legal que defina el concepto de alimentos “ultra-procesados”. En ese sentido, los alimentos denominados “ultra-procesados” realmente responden a la definición de alimento procesado.
Es necesario un consenso entre las instituciones científicas, los organismos públicos y privados y las organizaciones internacionales (FAO, OMS, IFT, IUFoST) en la definición de los parámetros de procesado y fijar el valor a partir del cual existe sobre procesamiento.
Deberíamos simplificar nuestra forma de comunicarnos, y no la forma de clasificar los alimentos y abordar los retos alimentarios desde un enfoque de sistema multidisciplinar.
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