1 DE diciembre DE 2016
Manel González. Periodista
Quince minutos en coche separan Toledo, la Ciudad de las Tres Culturas, Patrimonio de la Humanidad desde 1986, del Hotel Villa Nazules Hípica Spa, un rincón de ensueño situado en Almonacid y rodeado de los olivos típicos del primer tramo de la Ruta del Quijote. En Villa Nazules, el descanso, la tranquilidad, el buen comer y el disfrute de la equitación se conjugan para dar al viajero la oportunidad de desconectar del mundanal ruido y congraciarse con un entorno natural que no poco tildan de mágico.
Hotel, spa, restaurante y caballos. Villa Nazules no se conforma con la dupla ‘cama y comida’. Las habitaciones –ya sean la standard, la especial o la especial gold- son experiencias únicas, decoradas de una forma diferente pero con el confort y modernidad como premisas compartidas. Todas ellas tienen vistas al olivar.
Fuera, la piscina hace las delicias de los viajeros cuando el tiempo acompaña, lo mismo que las cuidadas pistas de tenis y pádel a los enfermos de la raqueta. Si todavía quedan fuerzas, nada mejor que las actividades de mountain bike para fundirse con el entorno. El gimnasio del hotel es otra magnífica opción.
Tras el ejercicio, Villa Nazules propone su Spa Agua y Luz como la alternativa idónea para completar la oferta de relax. Piscina termal con chorros subacuáticos, cuello de cisne y cascada, pediluvio, baño turco, sauna finlandesa, ducha escocesa, ducha de esencias, tumbonas calefactadas… La decoración acompaña al entorno natural, pero no se queda ahí: el viajero puede elegir entre masajes a la carta, tratamientos en cabina, envolturas, la ducha Vichy, presoterapia o peeling ultrasónico.
Repuesto y purificado mental y físicamente, al viajero le espera otra buena noticia en el restaurante del hotel. Mar de Olivos, qué mejor nombre, se sustenta sobre un ambiente relajante, rodeado de preciosos jardines y olivares. Chema López de la Torre, chef del establecimiento, utiliza solo productos e ingredientes de primera calidad para crear una cocina creativa y exquisita que fusiona la gastronomía mediterránea con lo mejor del recetario tradicional castellano-manchego. El resultado es una cuidada selección de deliciosos platos que se va adaptando a cada temporada. No se olvide de preguntar por su cuidada carta de degustación de aceites.
Además del omnipresente olivo, en el paisaje natural que rodea el hotel señorean campos de cereales y bonitos senderos, que dan la oportunidad de disfrutar de numerosas actividades al aire libre. Así, los amantes de la naturaleza podrán admirar la diversa fauna local, con especies como perdices, conejos, liebres, palomas, etc.
Si el viajero está interesado en el mundo del caballo, en el Club Hípico San José pueden dar rienda suelta a su afición. Con un acceso fácil y un entorno incomparable, con vistas a los Montes de Toledo, junto con unas magníficas instalaciones y un personal altamente cualificado, esta Hípica es un magnifico lugar para la práctica de la equitación tanto de ocio como deportiva.
Clases de equitación, doma de caballos, pupilaje, visitas a la Yeguada San José, visitas escolares, visitas al Club de Carruajes Antiguos, concursos hípicos… En Villa Nazules, el caballo también es protagonista.
La oferta de este lugar se complementa con la organización de convenciones, eventos, celebraciones, etc.
Su situación, a 20 escasos kilómetros de la bella Toledo, redondea la idoneidad de este paraíso alrededor del que este mes hacemos girar nuestra sección Dónde comes.
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