3 DE abril DE 2025
Esther Herranz. Eurodiputada del PPE y copresidenta de Intergrupo Vino del Parlamento Europeo
Apelamos a la unidad entre los Estados miembros de la UE para responder a los aranceles anunciados por el presidente estadounidense Donald Trump, porque si cada Estado intenta actuar por su cuenta, Trump logrará nuestra división.
Abogamos por evitar en cualquier caso una guerra comercial de la que todos salimos perjudicados y esperamos que la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von del Leyen sea flexible en la negociación, pero firme en la respuesta.
Desde la CE nos han asegurado que van a seguir negociando porque somos conscientes de que el daño puede ser muy perjudicial.
Como copresidenta también del Intergrupo Vino, Alimentos de Calidad y Bebidas Espirituosas del Parlamento Europeo, considero que los aranceles del 20% que Trump pretende aplicar al vino europeo harán gran daño a un sector, que ya está atravesando malos momentos, pero soy consciente que desde la UE se puede responder con firmeza y vamos a trabajar en ello.
En el conjunto de la Unión Europea se produjeron 143 millones de hectolitros de vino el año pasado, hay registradas 1.640 indicaciones geográficas solo para vino y 36 millones de enoturistas visitan las regiones rurales de la UE cada año.
En 2024, Estados Unidos siguió siendo el mayor mercado de exportación de vinos de la UE, con un valor de 4.880 millones de euros en vino europeo enviado al país. Las exportaciones a los Estados Unidos representaron el 28% del valor total de las exportaciones de vino de la UE.
En el caso de La Rioja se pone en riesgo unos 120 millones en exportaciones riojanas, y tenemos que trabajar para no ser objeto de represalias comerciales que atañen a nuestros viticultores.
Somos un mercado de 450 millones de europeos y representamos el 20% del PIB global, lo que nos otorga una capacidad negociadora inigualable.
Podemos plantar cara a los abusos de Trump y tenemos la obligación de reaccionar, porque la UE además está mucho mejor preparada ahora de lo que estaba en 2018 cuando nos presentó los anteriores aranceles.
Se ha reforzado la legislación para ser más asertivos en la política comercial y también disponemos de herramientas, como el instrumento “Anti-coerción”, que nos permite imponer sanciones a empresas estadounidenses, impedir que accedan a licitaciones y contratos públicos o incluso expulsarlas del mercado. Esperemos no tener que utilizarlas.
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