31 DE marzo DE 2023
Redacción Qcom.es
"Se frenó la recuperación en volumen, pero inflación y premiumización tiran en euros". Este es el titular del informe económico del sector recogido en la Memoria, y en el que se hace un repaso de lo que ha ocurrido en el sector, el pasado año.
El vino, como toda la economía española y la de muchos otros países del mundo, se viene enfrentando a una sucesión de “cisnes negros” en los últimos años. Si ya fue dura la crisis financiera de 2010, que tuvo un efecto terrible en el consumo, particularmente en hostelería, peor fue que se cerrara este canal de forma total durante meses con la del COVID19, que también produjo grandes distorsiones en el comercio mundial del vino. Distorsiones, que a finales de 2021 ya amenazaban la recuperación post-crisis con trastornos en el transporte de mercancías, falta de suministros y una incipiente inflación.
Y cuando estábamos disfrutando de la recuperación post-COVID y pensábamos que el ahorro generado y las nuevas ganas de disfrutar darían lugar a un fuerte crecimiento de las ventas, apareció la guerra; otro de los jinetes del apocalipsis. Y con la guerra, derivada de la invasión rusa de Ucrania, vinieron el considerable incremento de la inflación, empujado ahora por un fuerte encarecimiento de la energía, la falta de algunos productos importantes y la subida de costes laborales, que trae además como colofón una política monetaria endurecida y una enorme incertidumbre. Un panorama al menos oscuro, que se ha reflejado en los datos del sector vitivinícola español de este pasado 2022.
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